Cinco inventos argentinos que revolucionaron la vida cotidiana - Billiken
 

Cinco inventos argentinos que revolucionaron la vida cotidiana

Inventos argentinos
No son ni el colectivo, ni el dulce de leche ni el bypass coronario.
Mi País
Mi País

Los inventos argentinos más conocidos probablemente sean el dulce de leche, la birome, el bypass coronario y el colectivo. Pero como creatividad no falta, en Argentina también se inventaron otros objetos de gran utilidad.

Algunos facilitan tareas hogareñas, y otros son muy importantes en el campo de la medicina. En esta nota, te contamos sobre cinco inventos argentinos que tal vez no conocías.

Cinco inventos argentinos en menos de treinta años

Si seguimos una línea temporal, el viaje empieza en 1963, cuando el diseñador industrial Hugo Kogan creó el encendedor piezoeléctrico, más conocido como magiclick. Mientras trabajaba en una empresa local de electrodomésticos, creó el pequeño artefacto que genera una chispa manual, permitiendo encender hornallas y hornos sin la necesidad de fósforos.

Encendedor piezoeléctrico invento argentino

El sifón de soda es uno que todos conocemos. El líquido que lleva dentro, el agua carbonatada, data de 1832. Pero solo podía tomarse en bares y restaurantes, ya que era imposible venderla a domicilio sin que perdiera sus propiedades.

También te puede interesar > ¿Cuál es la diferencia entre la soda y el agua con gas?

A partir de 1965, la historia cambió. La empresa argentina Drago diseñó un envase de acero inoxidable que podía recargarse, y que pronto comenzó a ser de uso cotidiano en muchas casas del país.

Sifón de soda invento argentino

Otro invento muy famoso es el de la tapa a rosca degollable. En 1968, Jorge Weber diseñó el pequeño objeto que nos permite cerrar botellas de manera hermética y transportarlas sin problema.

La diferencia con las tapas a rosca ya conocidas es que cuenta con un sobreborde troquelado y adherido a la tapa. Después de uno o dos giros ese sobreborde se rompe y desprende, dándonos la seguridad de que el líquido contenido en la botella no fue manipulado.

El cuarto de estos inventos argentinos es uno que vemos y/o escuchamos en muchas esquinas: el semáforo para ciegos. Fue inventado en 1989 por Mariano Dávila, y es un dispositivo con pantalla Braille que indica la calle, la numeración y el sentido del cruce.

Semáforo para ciegos invento argentino

Cuando el semáforo tradicional está en rojo, el aparato emite un ruido acelerado que indica la posibilidad de cruzar. Cuando no se puede, la señal sonora es más intermitente y pausada. ¿Dónde se instaló el primero? En Ciudad de Buenos Aires, en el cruce entre Avenida Díaz Vélez y Avenida Medrano, a dos cuadras de la Biblioteca Argentina para ciegos.

También te puede interesar > Semáforo: ¿quién lo inventó y dónde estuvo el primero de la historia?

Al estar en rojo el semáforo tradicional, este aparato comienza a hacer un ruido intermitente que indica que es momento de cruzar la calle mientras que, cuando hace un ruido más pausado, muestra que se debe aguardar en la esquina.

Jeringa descartable invento argentino

Por último, es el turno de un importantísimo invento para el campo de la medicina: la jeringa autodescartable, que se autobloquea después de un solo uso. En la década de 1980, Carlos Arcusin escuchó que en un hospital de Buenos Aires reutilizaban jeringas.

Hoy sabemos el riesgo que eso conlleva en el tratamiento de pacientes. Y eso mismo quiso evitar Arcusin, que en 1989 diseñó un mecanismo muy particular: cuando el émbolo extrae y empuja el líquido a inyectarse, el disco se separa del vástago que lo sostiene y la jeringa no puede volver a utilizarse.

Más Billiken

    Vínculo copiado al portapapeles.

    3/9

    Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

    Ant Sig