La “Floralis Genérica” es una escultura metálica ubicada en la Plaza de las Naciones Unidas, al noreste de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
Sus pétalos se abren y se cierran automáticamente según la hora del día, emulando el proceso de fotonastia de la naturaleza, aunque hay cuatro noches especiales en las que los pétalos quedan abiertos:
- 25 de mayo (Día de la Revolución de Mayo).
- 21 de septiembre (Día de la Primavera).
- 24 de diciembre (Nochebuena).
- 31 de diciembre (Año Nuevo).

Un dato que no muchos conocen es que también se cierra si hay vientos fuertes o si llueve mucho, ya que si quedan abiertos se quiebran ante la resistencia que oponen ambos fenómenos meteorológicos.
Conocé quién creó la flor y cuánto tiempo lleva allí.
También te puede interesar: ¿Sabías que tres de las siete maravillas del mundo moderno están en Latinoamérica?
¿Quién es el creador de la Floralis Genérica?

La “Floralis Genérica” es el resultado del ingenio del arquitecto argentino Eduardo Catalano, quien más tarde donaría su gigante creación a la ciudad. La definió como una “obra ambiental”.
Eduardo Catalano fue un arquitecto argentino de renombre internacional que se destacó por su innovación en geometrías estructurales y sistemas constructivos. Su carrera abarcó tanto Argentina como Estados Unidos, donde dio clases en prestigiosas universidades como el MIT.
¿Cuándo se inauguró la Floralis Genérica?
La estructura fue inaugurada el 13 de abril de 2002 con materiales brindados por la empresa de aeronaves “Lockheed Martin Aircraft Argentina S.A.” (LMAASA).
También te puede interesar: Peter Csakvari, el artista que crea mundos en miniatura
Floralis Genérica está puesta sobre un espejo de agua, no solo para cumplir una función estética, sino también para protegerla. Se realizó en acero inoxidable y su esqueleto está hecho de aluminio y hormigón armado. Por la naturaleza misma de su confección, pesa 18 toneladas y tiene una altura de 23 metros.

Daño y reparación
Una sudestada dañó severamente a la Floralis Genérica poco después de su inauguración, en 2002. Sus mecanismos resultaron afectados y se veía chueca.
Fue recién en 2015 cuando la Floralis volvió a florecer -valga la redundancia-, luego de un largo y difícil trabajo de reparación que tomó más de seis meses.