Hoy es fácil reconocer a una jirafa: es el animal más alto del planeta y uno de los más representativos de África. Sin embargo, para los antiguos viajeros y naturalistas, no siempre fue tan simple clasificarla. Cuando las jirafas llegaron por primera vez a Europa desde tierras africanas, su aspecto llamó tanto la atención que les dieron un nombre compuesto: camello leopardo.
Este apodo combinaba, como podría imaginarse, dos referencias visuales:
- Su cuerpo alargado, cuello muy largo y una prominencia en la espalda recuerdan a la joroba de un camello.
- Su pelaje manchado se asemeja al de un leopardo.
Así, la mezcla de ambos dio como resultado un nombre que, aunque hoy nos parece extraño, tuvo una lógica muy clara en su momento.
El “camello leopardo” en la ciencia

El apodo no quedó en el olvido. De hecho, fue adoptado por la comunidad científica europea en el siglo XVIII, cuando Carl Linnaeus, considerado el padre de la taxonomía moderna, le asignó a la jirafa el nombre científico Giraffa camelopardalis. Este término se mantiene hasta la actualidad y es un recuerdo directo de aquella antigua confusión.
Además del nombre, las jirafas despiertan gran interés entre especialistas y amantes de los animales por sus características únicas. Al igual que ocurre con la mayoría de los animales, existen distintas especies y subespecies de jirafas, como:
- La jirafa del norte (Giraffa camelopardalis). Habita en países como Chad, Uganda y Sudán del Sur. Tiene manchas claras, redondeadas y separadas, y es una de las más amenazadas.
- La jirafa masai (Giraffa tippelskirchi). Es la más numerosa en estado silvestre. Se encuentra en Tanzania y Kenia, y se distingue por sus manchas irregulares, en forma de hojas o enredaderas.
- La jirafa del sur (Giraffa giraffa). Vive en Namibia, Botsuana, Sudáfrica y Zimbabue. Tiene manchas más redondeadas y una coloración más clara que otras especies.
- La jirafa reticulada (Giraffa reticulata). Se reconoce por su patrón de manchas bien definido, como una red. Vive principalmente en el norte de Kenia y algunas zonas de Somalia y Etiopía.
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¿Las jirafas tienen cuernos?

El mundo animal está lleno de rarezas, pero pocas especies tienen tantos rasgos distintivos como las jirafas. Entre ellos, están:
- Un cuello largo, pero con solo siete vértebras.
- Una lengua prensil y oscura, que puede medir hasta 45 cm y es útil para alcanzar hojas altas. El color oscuro la protege del sol.
- Los osiconos, o "cuernos", las protuberancias óseas que tienen en la cabeza. Están cubiertas de piel y ayudan a regular la temperatura.
A pesar de su tamaño y apariencia pacífica, las jirafas pueden defenderse con poderosas patadas y tienen una visión panorámica que les permite detectar depredadores a gran distancia. Su altura es una ventaja evolutiva que les permite acceder a hojas inaccesibles para otros herbívoros, especialmente en la copa de las acacias.

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