El Monte Thor se encuentra en la isla de Baffin, dentro del Parque Nacional Auyuittuq, en el territorio de Nunavut, Canadá. Aunque su altura total no lo convierte en uno de los picos más altos del mundo —alcanza los 1.675 metros sobre el nivel del mar—, es célebre por otro motivo: su pared vertical de granito tiene 1.250 metros de caída libre, la más grande de la Tierra.
Esto significa que, en teoría, si algo pudiera lanzarse desde la cima sin obstáculos, descendería más de un kilómetro en caída recta antes de tocar el suelo. Este récord natural lo transformó en un lugar legendario tanto para los amantes de la geografía como para los escaladores extremos.
Historia, ascensos y curiosidades del Monte Thor
El nombre del Monte Thor proviene de la mitología nórdica y hace honor al dios del trueno, una denominación apropiada para una montaña tan imponente. La primera expedición registrada que logró escalarlo ocurrió en 1965, cuando un grupo de montañistas norteamericanos completó la ascensión, marcando un hito en la historia del alpinismo.
Desde entonces, el Monte Thor se convirtió en un destino soñado, aunque no fácil de alcanzar. El clima extremo de Nunavut, con temperaturas bajo cero y condiciones impredecibles, hace que cada intento de escalada sea una aventura de alto riesgo. Incluso con la tecnología actual, sigue siendo un desafío reservado para los más experimentados.
Entre sus curiosidades más llamativas se destacan:
- Ubicación única: está dentro del Círculo Polar Ártico, en un área de difícil acceso.
- Primera ascensión: en 1965, por un grupo de montañistas de Norteamérica.
- Características geológicas: su pared de granito es una de las más puras y continuas del mundo.
- Condiciones extremas: el clima polar y los largos inviernos limitan las expediciones.
El Monte Thor como ícono de la naturaleza canadiense
Más allá de los récords y la dificultad de escalarlo, el Monte Thor se convirtió en un símbolo de la majestuosidad natural de Canadá. Su silueta imponente atrae a científicos, exploradores y turistas que buscan descubrir un rincón donde la geografía se expresa en su forma más extrema.
Además, el monte forma parte de un paisaje más amplio dentro del Parque Nacional Auyuittuq, un área protegida que conserva glaciares, valles y montañas de una belleza única. De esta forma, no solo es un destino de interés deportivo, sino también un espacio clave para la preservación natural y cultural del Ártico canadiense.
El Monte Thor, con su caída vertical sin igual, nos recuerda que aún existen maravillas naturales que superan la imaginación humana y que el planeta guarda rincones que son tan bellos como desafiantes.
