El pez mandarín (Synchiropus splendidus) es uno de los animales más coloridos del planeta. Su cuerpo, de apenas 6 a 7 centímetros de largo, está cubierto por una combinación de azul brillante, naranja intenso, verde esmeralda y toques de rojo. Estos patrones no son casuales: los colores cumplen un rol en la comunicación y el cortejo, además de ayudar a confundir a los depredadores entre los corales.
Esta especie pertenece a la familia Callionymidae y es originaria del océano Pacífico occidental. Se encuentra principalmente en zonas tropicales como Filipinas, Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Australia, donde vive en arrecifes poco profundos y protegidos. Prefiere aguas cálidas y tranquilas, con abundante cobertura de coral, que le brinda alimento y refugio.
Características sorprendentes del pez mandarín

Además de su belleza, el pez mandarín se distingue por otras particularidades:
- Tamaño reducido: raramente supera los 7 centímetros de largo.
- Coloración única: su piel no tiene escamas, sino una capa de mucosidad que lo protege de enfermedades y le da ese aspecto aterciopelado.
- Comportamiento tímido: es un nadador lento y suele esconderse durante el día, siendo más activo al atardecer.
Su dieta se basa en pequeños crustáceos y larvas que encuentra entre los corales. En cautiverio, su alimentación es un reto, ya que no acepta fácilmente alimentos preparados, lo que lo convierte en una especie difícil de mantener fuera de su hábitat natural.
El fascinante ritual de apareamiento del pez mandarín
Uno de los momentos más llamativos de esta especie ocurre al anochecer, cuando los machos buscan a las hembras para reproducirse. Durante este ritual, nadan juntos hacia la superficie mientras muestran sus colores con más intensidad. El desove se produce en cuestión de segundos, y los huevos flotan en la corriente hasta eclosionar.
Este espectáculo natural, que puede observarse en algunos puntos de buceo del Pacífico, es uno de los grandes atractivos para fotógrafos submarinos y amantes de la biología marina.
Un tesoro natural que debemos proteger

El pez mandarín no está clasificado como especie en peligro, pero su belleza lo convierte en un objetivo para el comercio de acuarios, lo que junto a la degradación de los arrecifes podría amenazar sus poblaciones. La mejor forma de disfrutar de este pequeño tesoro es observándolo en libertad, en su entorno natural.
Por su gama de colores imposibles, su tímida personalidad y su vida ligada al coral, el pez mandarín es un recordatorio vivo de la riqueza y fragilidad de los ecosistemas marinos.

