El zorro ártico (Vulpes lagopus), también conocido como zorro polar o zorro blanco, es un mamífero fascinante que habita en las zonas más frías del hemisferio norte, como el Ártico, Groenlandia, Islandia y partes de Canadá, Alaska, Noruega y Rusia. Lo que lo hace realmente sorprendente es su capacidad para sobrevivir a temperaturas de hasta -50°C, gracias a un conjunto de adaptaciones físicas únicas en el reino animal.
Este zorro tiene un pelaje grueso y muy denso, que no solo lo cubre por completo —incluyendo las patas, las orejas y hasta la nariz—, sino que cambia de color con las estaciones. Durante el invierno es blanco, lo que le permite camuflarse con la nieve, y en verano se vuelve pardo o grisáceo, para mimetizarse con la tundra. Además, su cuerpo compacto y sus orejas pequeñas minimizan la pérdida de calor, lo que le permite conservar la temperatura corporal incluso en climas extremos.
Comportamiento, alimentación y hábitat del zorro ártico

El zorro ártico es un animal solitario, aunque durante el invierno suele formar pequeñas agrupaciones familiares. Vive en cuevas o madrigueras que excava en el suelo congelado, y que pueden tener múltiples entradas para facilitar la huida en caso de peligro.
Su dieta es variada, aunque principalmente carnívora. Se alimenta de roedores como los lemmings, aves, peces, insectos e incluso restos de presas dejadas por osos polares. Gracias a su agudo sentido del oído, es capaz de detectar animales que se mueven bajo la nieve y lanzarse sobre ellos con un salto vertical característico.
Este zorro también es muy resistente al hambre: puede sobrevivir sin alimento durante semanas, lo cual es crucial en regiones donde escasea la comida. Además, se ha observado que siguen a otros depredadores más grandes para aprovechar sus sobras.
Tres datos curiosos sobre esta especie

- Puede soportar temperaturas de hasta -50°C, siendo uno de los mamíferos más adaptados al frío extremo.
- Tiene un pelaje que cambia de color según la estación, algo poco común entre los cánidos.
- Recorre grandes distancias en busca de alimento, llegando a desplazarse más de 1000 kilómetros.

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