San Martín se hace cargo del Ejército del Norte
San Martín se hizo cargo del Ejército del Norte a comienzos de 1814. Era una tropa derrotada y con problemas de indisciplina a la que reorganizó durante cuatro meses. Mientras tanto, levantó una ciudadela defensiva en Tucumán y encomendó a Miguel de Güemes la defensa frente al avance de los realistas.
San Martín gobernador de Cuyo
En junio de ese año pidió al Director Supremo, Gervasio Posadas, hacerse cargo de la Gobernación-Intendencia de Cuyo, y la solicitud fue aprobada.
San Martín estaba convencido de que no se podía vencer a los realistas avanzando por el Alto Perú, sino cruzando la cordillera a la altura de Cuyo para llegar a Chile. Esa estrategia la había analizado en Londres, antes de regresar al Río de Plata.
Ya instalado en Mendoza, la capital de Cuyo, esperó la llegada de los granaderos para planificar el cruce. Los primeros dos escuadrones arribaron recién a mediados de 1815 y los dos restantes en la primera mitad de 1816. Los cuatro escuadrones, una vez reunidos, pasaron a llamarse “Regimiento de Granaderos a Caballo de los Andes”. Y fueron la base del ejército que cruzó la cordillera.
¿Cómo fue la preparación del Cruce de los Andes?
San Martín instruyó a la tropa en El Plumerillo, un terreno ubicado a pocos kilómetros al noroeste de Mendoza. Para acondicionarlo hizo despejar de maleza unas cinco manzanas, a cuyo frente se ubicó la Plaza de Instrucción.
Hacia el oeste construyó un tapial doble que sirvió como polígono de tiro. Además, instaló dormitorios para los soldados, el Cuartel General con el Estado Mayor y los servicios de Vicaría Castrense, Sanidad y Bagajes.
La preparación militar incluía prácticas de combate, destreza en el manejo del caballo (solamente para la caballería) y ensayos de tiro. Para fines de 1816 la instrucción se había completado. Todo estaba listo para el cruce.
Los recursos para cruzar los Andes
Mientras los soldados entrenaban, se iban reuniendo otros recursos necesarios como las armas, la pólvora, los uniformes, las mulas y los arreos. Todo se financió con recursos provenientes de Buenos Aires y Mendoza. En este último caso se trató de contribuciones extraordinarias, nuevos impuestos, confiscación de bienes de europeos y españoles y ventas de tierras públicas.