Gloria Cisneros es maestra rural. Es personal único de la escuela primaria 793 “Don Carlos Arnaldo Jaime”, del paraje La Sara, en el Impenetrable chaqueño, desde el año 2017. Es una de las cinco caras visibles para representar a la educación en Argentina. Se trata de una campaña de la Fundación Varkey que busca reconocer la tarea de los docentes del país.
"Elegí ser maestra porque es algo con lo que soñamos desde niños. Es muy común que juguemos a ser docentes. Además, me gusta estar cerca de los chicos y chicas porque son nuestro futuro. Brindarles la posibilidad de salir adelante nos permite creer en un futuro mejor. Cuando un alumno empieza el terciario o una carrera universitaria, el orgullo es inmenso", contó la maestra.
Se recibió en el año 2013 y comenzó a trabajar en una escuela de Taco Pozo hasta el año 2016. Al año siguiente cubrió una suplencia de dos semanas en una escuela rural. Allí conoció a la directora de la escuela 793. Ella la invitó a trabajar de maestra rural en su escuela, porque estaba por jubilarse y quería dejar a alguien que sea capaz de permanecer. "Muchos docentes habían empezado, pero todos terminaban yéndose. Las condiciones son exigentes, pero uno tiene que pensar en los chicos", explicó. Aunque tuvo la posibilidad de trabajar en escuelas de zona urbana, decidió cumplir con su palabra.
Su labor fue destacada por la aplicación de estrategias innovadoras gracias al uso en el aula de recursos educativos actualizados y por la calidad del aprendizaje de sus alumnos.
La maestra rural Gloria Cisneros y su vocación inquebrantable por la docencia
Vive en la localidad de Taco Pozo, a 90 kilómetros de la escuela. Para llegar a trabajar, recorre caminos de tierra totalmente intransitables en todas las épocas del año. "Cuando no hay lluvias hay pozos y tierra suelta. Es un desafío salir con la moto. Tardo aproximadamente tres horas en llegar.", detalló.
Los alumnos viven un poco más cerca. El más alejado se encuentra a 20 kilómetros. El estado de los caminos no sólo es importante para ir y volver de la escuela, sino que también es la ruta que deben transitar aquellos que brindan las provisiones a la primaria “Don Carlos Arnaldo Jaime”.
Si bien su trabajo es solitario, considera que los maestros rurales somos una gran familia. "A docentes que trabajan en circunstancias similares les diría que valoren su propio esfuerzo, que sean pacientes, que tratemos de estar unidos y el uno para el otro", —expresó y continuó— "Ser maestra rural es un trabajo muy estresante. Tenemos que hacernos cargo de muchísimas cosas al mismo tiempo. Si tenemos que sacar licencia nos preocupa la escuela, porque a veces está cerrada y cuando estamos en la escuela, a veces no podemos solucionar algunos problemas de la casa".
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Escuela primaria rural, 793 “Don Carlos Arnaldo Jaime”
La Escuela 793 “Don Carlos Arnaldo Jaime” es únicamente de nivel primario. Funciona un plurigrado que integra a chicos de primero a séptimo. Actualmente, son 15 alumnos de primaria que tienen clases desde las 7:45, hasta las 12:45. Durante la tarde reciben clases de apoyo. Además concurren 10 oyentes que deberían estar cursando el nivel inicial, con el objetivo de prepararlos para que asistan a primer grado al año siguiente.
Durante las clases, el pizarrón siempre está dividido con diferentes actividades. "Es un trabajo muy dinámico. Siempre se está de acá para allá. Algo que caracteriza a mi grado es el compañerismo que se forma entre los estudiantes de los diferentes grados. Se ayudan mucho entre ellos: los más grandes terminan y van a ver qué necesitan los más chicos. Son todos muy respetuosos y tranquilos". contó.
Gloria Cisneros duerme en la escuela de lunes a viernes y los alumnos también tienen esa posibilidad. La cantidad de chicos que pasan la noche allí puede variar. En este momento del año aumenta la cantidad porque es época de lluvia y el camino que deben recorrer para ir y volver al colegio es de tierra y sus condiciones empeoran.
Aunque la época de lluvia dificulta algunas cuestiones, es necesaria, ya que la zona se abastece de ella. Se almacena porque las napas de perforación son saladas y no potables. La luz se obtiene mediante paneles solares.
Los desafíos en el aula
Uno de los principales desafíos que se presentan en el aula son las inasistencias, debido a las dificultades que se les pueden presentar a las familias, como por ejemplo que no tengan disponible el vehículo.
Otro de los motivos que a veces dificulta que los alumnos estén al día es que no cuentan con ayuda en la casa. "Aunque los padres están muy involucrados con el proceso de aprendizaje y dispuestos a cooperar con las necesidades que puedan surgir en la escuela, no siempre pueden ayudarlos, ya que muchos de ellos no están alfabetizados. Además, el trabajo rural que tienen les demanda muchísimo tiempo".
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"No contamos con una sala de primeros auxilios, a veces tampoco tenemos agua o suficiente comida para alimentar a los chicos, pero aún con estas carencias mi escuela nunca cerró las puertas", detalló Cisneros.
Las fotografías son del álbum personal de Gloria Cisneros, a quien agradecemos por haberlas cedido para ilustrar la nota