Viktor Frankel nació en Viena en 1905 y desde muy joven se interesó por la medicina y la mente humana. Estudió psiquiatría y neurología, y en sus primeros años trabajó junto a Sigmund Freud y Alfred Adler, referentes del psicoanálisis. Sin embargo, con el tiempo desarrolló sus propias ideas, que lo llevaron a crear una nueva corriente terapéutica: la logoterapia.
Su vida cambió drásticamente en 1942, cuando fue deportado junto a su familia a distintos campos de concentración nazis, entre ellos Auschwitz. Allí perdió a sus padres, a su hermano y a su esposa. A pesar del dolor y la crueldad que presenció, Frankel encontró en esas experiencias una fuerza vital: la convicción de que la vida tiene sentido incluso en las circunstancias más difíciles.
Viktor Frankel y la logoterapia
La logoterapia, considerada la “tercera escuela vienesa de psicoterapia”, se centra en la búsqueda de sentido como motor fundamental de la vida humana. Según Frankel, las personas pueden soportar cualquier sufrimiento si encuentran un propósito que les dé valor.
De sus vivencias nació uno de los libros más influyentes del siglo XX: “El hombre en busca de sentido” (1946). En este texto, traducido a más de 30 idiomas, relató su experiencia en los campos de concentración y explicó cómo el sentido de la vida se convierte en la clave para superar la adversidad.

Algunos datos clave de Viktor Frankel:
- 1905: Nació en Viena, Austria.
- 1942-1945: Estuvo prisionero en varios campos de concentración.
- 1946: Publicó El hombre en busca de sentido, su obra más conocida.
- 1997: Falleció en Viena a los 92 años.
El legado del psicoanalista
Tras la Segunda Guerra Mundial, Viktor Frankel continuó con su carrera académica y clínica. Fundó el Instituto de Logoterapia en Viena y enseñó en universidades de Europa y Estados Unidos. Su enfoque se convirtió en una herramienta terapéutica aplicada en todo el mundo y sigue siendo una inspiración para la psicología contemporánea.
Hoy, su obra invita a reflexionar sobre la importancia de la resiliencia, el amor y la búsqueda de sentido. Viktor Frankel no solo sobrevivió al Holocausto, sino que transformó el sufrimiento en un mensaje de esperanza que atraviesa generaciones.
