Tránsito Amaguaña nació el 10 de septiembre de 1909 en Ecuador. Casi desde la cuna aprendió que la vida de los pueblos indígenas estaba marcada por el racismo y la explotación. Sus padres eran campesinos que trabajaban para un patrón abusivo, que los maltrataba y no pagaba con dinero, sino con papas o trigo. A los 7 años, Tránsito empezó a trabajar sirviendo a los patrones y haciendo pequeñas tareas. Si bien fue a la escuela, únicamente estudió durante seis meses. Ahí también la trataban mal. Supo entonces que el único camino para salir de esa situación era la lucha.
Se acercó al Partido Socialista. También se reunió con otros integrantes de pueblos originarios, para exigir que sus derechos fueran tomados en cuenta. La lucha principal era por la tierra: para evitar la opresión de los patrones, los indígenas debían trabajar su propia tierra. Por entonces, las autoridades no reconocían el derecho a protestar: perseguían a quienes se atrevían a hacerlo. Por haber participado en huelgas, Tránsito y su familia fueron expulsados de la casa en la que vivían. La vivienda fue destruida.
Sin embargo, la lucha, además de dolor, trajo resultados. Tránsito y sus colaboradores lograron que se reglamentaran por ley las relaciones entre patrones y campesinos. Para unificar y organizar los reclamos fue creada la "Federación Ecuatoriana de Indios". Otro de sus éxitos fue la instauración de escuelas bilingües. De ese modo, los niños y las niñas que sólo sabían la lengua quechua pudieron concurrir a clase y recibir educación en su idioma natal y en español.
Por otra parte, Tránsito se había acercado al Partido Comunista. En 1961 visitó la Unión Soviética y al regresar la acusaron de traer armas para hacer una revolución indígena. La encerraron en la cárcel durante cuatro meses. Nunca dejó de luchar y de trabajar. Con los años, su gran aporte al movimiento indígena empezó a ser reconocido y recibió el "Premio Nacional Eugenio Espejo" en 2003. Falleció el 10 de mayo de 2009, a pocos meses de cumplir los 100 años. Una vez afirmó: “Las mujeres que lucharon han de haber sido valientes. No deben haber tenido miedo. Más cólera da que miedo”.
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