A principios del siglo XV Johannes Gutenberg estaba trabajando en su gran invento, la imprenta de tipos móviles. Sin embargo, para hacer realidad su invención necesitaba más dinero, y lo consiguió de un socio rico cuando regresó de Estrasburgo (Francia) a su ciudad natal, Maguncia (Alemania). Para ese entonces, Gutenberg ya era un hombre de más de cincuenta años. Con la ayuda de un experto calígrafo llamado Peter Schöffer, finalizó su trabajo. El primer libro que salió impreso de su taller fue la Biblia, que le demandó 1.282 páginas y de la cual editó 120 ejemplares.
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Gutenberg se quedó solo y sin dinero
El socio capitalista de Gutenberg lo demandó ante la Justicia y le quitó todo. Puso a Peter Schöffer al frente del nuevo taller y este último, para retribuir el favor, se casó con su hija. Gutenberg, por su parte, debió irse de la ciudad, perseguido por las deudas. Luego de haber pasado un tiempo en un convento, encontró nuevos protectores y pudo abrir otro taller, aunque mucho más pequeño. Trabajó hasta su muerte, en 1468. Fue enterrado en el cementerio de una iglesia que ya no existe. Sobre lo que fue su tumba pasa hoy una calle que se llama Peter Schöffer.
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