El ecologista japonés Masanobu Fukuoka (1913-2008) fue muy reconocido por haber inventado la agricultura natural, un método que no requiere del arado, abonos químicos ni pesticidas. Fukuoka no era un observador cualquiera, sino un científico experto en el estudio del suelo y su relación con el medio ambiente. Cuando tenía veinticinco años vio cómo los aviones fumigaban los campos con herbicidas, cómo las máquinas roturaban el suelo y cuánto trabajo humano demandaba el proceso agrícola. Dejó la universidad y se fue a la granja de sus padres. Allí se puso a experimentar, a buscar el modo de cultivar sin tener que usar ningún elemento químico ni nada que no fuera brindado por la naturaleza. El primer fruto de sus trabajos fueron unas naranjas redondas, coloridas y llenas de jugo. Después siguió con otros cultivos, como los cereales y las hortalizas. Había encontrado un método, el más natural de todos.
El lema de Masanobu Fukuoka
Fukuoka decía que había que estar a favor y no en contra de la naturaleza y, por lo tanto, intervenir lo menos posible en los procesos naturales. Por eso propuso no arar, no usar abonos ni fertilizantes, no eliminar las denominadas “malas hierbas” ni emplear herbicidas o pesticidas, no podar las plantas, no utilizar maquinaria alguna a la hora de cultivar ni al momento de cosechar. Con este método, según Fukuoka, se ahorrarían horas de trabajo y se cuidaría el medio ambiente. Su forma de pensar quedó plasmada en dos de sus libros: “La revolución de una brizna de paja” y “La senda natural del cultivo”.
El cultivo según Fukuoka
Fukuoka proponía que al momento de cultivar había que mezclar semillas dentro de unas bolas de barro muy chicas, que luego debían esparcirse sobre el suelo. Las bolitas se deshacían con la primera lluvia y las semillas penetraban en el terreno. Con el tiempo, germinaban. La mezcla de semillas incluía el cultivo que se deseaba obtener junto con otras plantas (por ejemplo, el trébol blanco) que creaban una capa fina que protegía al suelo de la luz, lo que impedía que crecieran las malas hierbas. Para impedir que los animales se comieran las bolas de barro, Fukuoka proponía poner adentro pimienta de Cayena.
Fukuoka probó su método de cultivo en Somalia
El método de cultivo de Fukuoka funcionó muy bien, tanto que el gobierno de Japón quiso comprárselo, pero el ecologista se negó a venderlo. Aunque se desconoce la razón de su decisión, lo cierto es que con esa manera tan novedosa de cultivar se podía obtener una mejor calidad de arroz, con mucho más rendimiento y granos más grandes. Con la agricultura natural no sólo se conseguían buenas cosechas, sino que además se reforestaban zonas áridas. Fukuoka probó su técnica en zonas semidesérticas de Somalia (África) y logró que volvieran a ser regiones cultivables. El suelo volvió a contener humedad luego de plantar árboles: las raíces hicieron subir el agua.
Fukuoka estaba en contra de los espantapájaros
Los espantapájaros han servido históricamente para alejar a las aves y que no se comieran las semillas. Sin embargo, Fukuoka estaba en contra de su utilización. Para proteger las semillas cubría el campo con una espesa capa de paja que las preservaba.
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