Carlomagno fue un emperador de Occidente que a principios del siglo IX fundó la escuela palatina. Tal como lo indican Carla Baredes y Pablo Pineau en “La escuela no fue siempre así” (2008), la escuela estaba formada por un grupo de sabios que lo acompañaban a donde él fuera, para enseñarle y aconsejarle sobre los temas que tenía que resolver. “Palatina” porque era “del Palacio”, que en ese entonces quería decir “el lugar donde está el rey”. Era una escuela para un solo alumno.
¿Por qué se fundó la escuela palatina?
La escuela palatina (“schola palatina” en latín) fue fundada por el emperador Carlomagno en el palacio de su capital, Aquisgrán, durante el denominado “renacimiento carolingio”, un período de florecimiento intelectual durante la Alta Edad Media. La escuela palatina era parte del plan de hacer renacer la cultura para fortalecer su imperio. Se convirtió en el centro educativo más renombrado de la época y sirvió de ejemplo para la creación de otras escuelas, como las carolingias.
El funcionamiento de la escuela palatina
La escuela palatina fue dirigida desde 782 por Alcuino de York, un clérigo procedente de Britania, que contó con la ayuda de algunos de los más prestigiosos sabios de la cristiandad latina. Ninguna de las dependencias del palacio funcionaba como un espacio fijo de la escuela, aunque existía una biblioteca y un “scriptorium”, es decir, un lugar para escribir, en donde se producían manuscritos y se guardaba el archivo. El scriptorium también funcionaba como escuela de escritura, donde trabajaba un grupo de copistas.
Carlomagno convocaba a los profesores en cualquier lugar que él eligiera (inclusive la piscina o el comedor) para que le recitaran poemas o le informaran de algún asunto. El grado de instrucción del emperador como alumno de su propia escuela no está claro. Algunas fuentes lo presentan como un completo iletrado y otras señalan que sus dificultades se restringían a escribir latín.
Alcuino de York definió varias órdenes dentro del personal a su cargo: sacerdotes, médicos, recitadores y copistas. Cada orden estaba dirigida por un maestro. La escuela palatina educaba a los hijos del emperador y a los hijos de los aristócratas que se criaban en el palacio. El plan de estudios que se seguía era el “trivium et quadrivium” definido en las instituciones de Casiodoro: retórica, gramática, dialéctica, geometría, astronomía, aritmética y música. Se utilizaban también textos de Martianus Capella, Boecio, Isidoro de Sevilla y Beda el Venerable.
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