En simples palabras, la escorrentía es una corriente de agua que se produce sobre cualquier tipo de suelo, cuando este es incapaz de absorber el líquido. Es decir, el agua que se acumula y se desplaza, a gran velocidad, rumbo al desagüe más cercano.
Como era de esperar, en el mundo hay diversos tipos de escorrentía. Y, aunque forma parte de un proceso natural, también puede ocasionar grandes desastres en entornos rurales o urbanos.
¿Qué tipos de escorrentía existen?
Aunque la escorrentía se puede clasificar de múltiples maneras, existe tres tipos principales para estudiar y comprender el comportamiento del agua, en las condiciones mencionadas. Estos son:
- Superficial - La más fácil de contemplar por parte de los humanos, ya que se forma sobre extensas hectáreas de campo o en el centro de las ciudades. Además, es una de las más peligrosas por los objetos que puede trasladar.
- Hipodérmica - El agua circula a una escasa profundidad, hasta que encuentra una salida y, de esta manera, se transforma en una escorrentía superficial.
- Subterránea - Se produce a una gran profundidad y es imperceptible ante la mirada de cualquier persona.
¿Cómo se forma una escorrentía?
Por lo general, cuando se produce una precipitación, el agua es absorbida por el suelo. Al mismo tiempo, gran parte del líquido se evapora y, de esta manera, forma parte de otra etapa del ciclo del agua.
Pero, en el marco de una gran precipitación ¿qué sucede con el agua que no desaparece bajo la superficie del suelo y no se llega a evaporar a tiempo? ¡Simple! Se estanca, formando una clásica inundación, o circula (escorrentía) hacia el desagüe más cercano.
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En un entorno rural, la escorrentía puede avanzar hacia ríos, lagos o cualquier otra masa de agua. Al mismo tiempo, en un contexto urbano, circula rumbo a las alcantarillas, que están diseñadas para absorber la mayor cantidad de agua y así evitar inundaciones.
Cabe destacar que, según los milímetros de espesor que tenga una escorrentía, la situación podrá, o no, representar un caos para quienes estén en las inmediaciones.
¿Este fenómeno es bueno o malo?
Como sucede en muchos ámbitos de la vida, la escorrentía tiene facetas buenas y malas. Todo depende del contexto y la magnitud de este fenómeno.
Por un lado, lo positivo de su existencia es que permite la producción del ciclo del agua y fomenta la circulación del líquido. Por lo tanto, podría evitar las inundaciones.
Pero, por el otro, la escorrentía es una de las principales causas de erosión. Es decir, destruye los suelos de baja permeabilidad o puede afectar, en gran medida, a tierras utilizadas para la agricultura.
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Además, si su intensidad es grande, también es capaz de, incluso en entornos urbanos, arrasar construcciones y hasta poner en peligro la vida de los seres humanos.
Entonces, ya sea una escorrentía artificial, creada por el agua que sale de una manguera y circula por la calle, hasta una producida por un temporal, siempre hay que actuar con precaución ante su presencia.