Sudamérica es una de las regiones del planeta Tierra que cuenta con ecosistemas muy variados. En ellos, evolucionaron especies que no se encuentran en ninguna parte del mundo y que pueden apreciarse en vastas zonas, como la comadreja colorada.
Su nombre científico es Lutreolina crassicaudata, y junto a otra especie son las únicas dos en su género. Son varios los países que cuentan con la presencia de este curioso y rojizo marsupial:
- Argentina.
- Bolivia.
- Brasil.
- Colombia.
- Guyana.
- Paraguay.
- Perú.
- Surinam.
- Uruguay.
- Venezuela.
Según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), la Lutreolina crassicaudata figura como de "Preocupación Menor". Si bien no hay un número preciso de ejemplares, se sabe que no está en peligro de extinción.
Un marsupial de hábitos solitarios
Al igual que todos los marsupiales, la comadreja colorada crece en la bolsa ventral de la hembra. Uno de los ejemplos más conocidos es el canguro. Al igual que ellos, la comadreja endémica de Sudamérica es un animal crepuscular y nocturno, es decir, que es más activo de noche.
Tiene facilidad para nadar y trepar, y se caracteriza por ser una cazadora ágil, ya que caza pequeños insectos y vertebrados, como aves, roedores o peces. Sin embargo, también se alimenta de frutos y otros elementos que encuentre en la naturaleza.
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Los rasgos "alargados" de la comadreja colorada
Lo que más llama la atención además de su pelaje es el cuerpo alargado que se esconde debajo de él, y más aún cuando la cabeza es pequeña y las patas son cortas. A ellas se suma una cola también alargada, que si se presenta como gruesa, quiere decir que allí se están reservando nutrientes.
Por lo general, pesa entre 300 gramos y 1 kilogramo, dependiendo de si es macho o hembra, y adulto o no. Además, no alcanza el medio metro: lo máximo a lo que llega pueden ser casi 40 centímetros. Se identifica fácilmente por los colores de su pelaje, que van desde rojizo o anaranjado hasta marrón o negro.
