Existe un continente oculto que se extiende debajo del mar, desde la Antártida hasta Australia, pasando por abajo de Nueva Zelanda. Hace más de 300 millones de años, esos trozos de corteza terrestre estaban unidos en la superficie.
Se lo conoce como Zelandia o Te Riu-a-Māui, que es el nombre en maorí. En el 2017, el geólogo Nick Mortimer, que trabaja para el instituto de investigación GNS Science, junto a su grupo, repararon en su existencia. En 2021, terminaron de cartografiar una parte, utilizando mapas magnéticos y uniendo muestras de distintas piedras.
Este año, pudieron terminar con esta tarea: el área del continente sumergido es de 4,9 millones de kilómetros cuadrados.
¿Cómo se descubrió el continente oculto?
Anteriormente, fue descripto por científicos como un subcontinente compuesto por una masa bien definida que cuenta con las características geológicas de la corteza continental, pero se pensaba que estaba desligada geológicamente del continente más cercano. Luego se confirmó que está relacionado con Australia, Nueva Zelanda y la Antártida.
¿Cuál fue el origen de los continentes?
Hace millones de años, existía un único súpercontinente llamado Pangea. Se formó por el movimiento de las placas tectónicas hace unos 335 millones de años y existió a fines de la era paleozoica y comienzos de la era mesozoica.
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Con el tiempo y el movimiento terrestre, trozos de tierra se fueron separando, hasta llegar a la configuración que se conoce hoy. Hubo tres fases importantes en la desintegración de Pangea. La primera comenzó cuando se generó una grieta desde el este del océano Tetis hasta el oeste del Pacífico, que separó a América del Norte de África. Durante la segunda etapa, se separó en partes más pequeñas aún.
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La última fase comenzó durante la era cenozoica. Las placas tectónicas de la Tierra están en constante movimiento y se cree que en un futuro podría formarse un nuevo supercontinente.