En Argentina, Juana Manso introdujo la práctica de los recreos y los patios. Más tarde, la Ley 1420 la incorporó como normativa obligatoria. En su artículo 14 establecía: "Las clases diarias de las escuelas públicas serán alternadas con intervalos de descanso, ejercicio físico y canto".
Tal como indican María Cristina Linares y otros autores en "Abecedario escolar. Historia de objetos y prácticas", el tiempo y el espacio para el recreo no siempre existieron. En el siglo XVIII, no había una concepción de la infancia como período especial en el desarrollo de hombres y mujeres.
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Tampoco existía una idea asociada a la psicología del aprendizaje, el juego, la fantasía o la imaginación, la necesidad de organizar los grados según la edad y la complejidad de los conocimientos. Las actitudes ante la existencia humana seguían dominadas por la preocupación por el pecado y la necesidad de salvación. El compañero constante de la infancia era el temor a la vara.
En un principio, las diferenciaciones de género se notaban en los patios. Rodolfo Senet, un reconocido pedagogo argentino, prescribía que "en las escuelas mixtas los patios deben ser separados para ambos sexos y también separados los de niños pequeños y los mayores". Las posibilidades edilicias no necesariamente se ajustaron a eso, pero los juegos de los recreos separaron a ambos sexos por muchos años.
Durante estos minutos se jugaba al "Arroz con leche", "La Farolera", "La Paloma Blanca", "La Ronda de San Miguel", "Aserrín, aserrán", "A la rueda rueda, de pan y canela", "Mambrú se fue a la Guerra", "Pisa pisuela, color de ciruela", la escondida, el balero, la rayuela y la soga, entre otros juegos.
Recreos escolares: los antecedentes
A principios del siglo XIX hubo experiencias como la de Samuel Wilderspin en Inglaterra, pero con el propósito de vigilancia, corrección y disciplinamiento del niño. Para este maestro, el patio se comparaba con el mundo, donde los pequeños eran dejados libres y los maestros tenían la oportunidad de observarlos y darles consejos. El recreo era visto como remedio para evitar las malas costumbres, corregirlas y rescatar a los niños de las malas tendencias.
Fue con la constitución de los sistemas educativos nacionales a fines del siglo XIX que se instituyó el recreo de manera generalizada. Los fundamentos para la implementación de los recreos escolares comenzaron a basarse en la biología, la fisiología y la higiene. De esta manera, el recreo era pensado como imagen en negativo de lo que sucedía en el aula, como catarsis física y psíquica.