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Tres calles de Buenos Aires que llevan el nombre de grandes educadoras

Juana Manso, Martha Salotti y Rosario Vera Peñaloza tienen su calle en el barrio porteño de Puerto Madero para homenajear su legado. En esta nota, Billiken te cuenta la vida de estas tres grandes maestras. 
Educadores
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En la educación, muchas mujeres han dejado huellas. Con dedicación, esfuerzo, creatividad y estudio llevaron adelante distintas iniciativas y trabajos que inspiraron a las generaciones futuras. Muchas de ellas han sido reconocidas y galardonadas con premios y distinciones. Como se sabe, uno de los homenajes más importantes es el que consiste en plasmar el nombre en una calle. Como parte de una iniciativa de reivindicar el trabajo de mujeres destacadas, el barrio de Puerto Madero de la ciudad de Buenos Aires lleva en sus calles el nombre de muchas de ellas.

Juana Manso

Una de las calles de Buenos Aires que llevan el nombre de grandes educadoras
Una de las calles de Buenos Aires que lleva el nombre de grandes educadoras

Juana Manso fue una de las grandes mujeres del siglo XIX. Pedagoga, docente, escritora, periodista, traductora, y pionera de la educación pública tuvo un rol protagónico en la constitución del sistema educativo argentino que se consolidó a partir de la Ley 1.420.

Nació el 26 de junio de 1819 y desde pequeña tuvo una personalidad libre e inquieta. Aprendió a leer de manera autodidacta y en la escuela solía aburrirse. Además, estudió música, canto, francés y piano. Hasta el año 1844, viajó con su familia por Uruguay y Brasil debido a la persecución que sufrían de parte de Rosas. Luego fue a los Estados Unidos, donde conoció a su esposo y juntos viajaron a Cuba.

La caída de Rosas y la separación de su esposo son circunstancias que la llevan a regresar a Buenos Aires. Acá funda el semanario Álbum de Señoritas. Periódico de Literatura, Modas, Bellas Artes y Teatros, donde el tono irónico y los temas que tratan provocan el rechazo y la polémica de la sociedad de la época. Al mismo tiempo, su trabajo  como docente no le alcanza para sostener a su familia, motivo por el cual decide regresar a Brasil. Allí seguirá trabajando como dramaturga y encontrará un nuevo canal de ingresos económicos a través de la actuación. Participa como actriz en varias obras y su labor es elogiada.

En 1859, de nuevo en Buenos Aires, conoce a Sarmiento que por ese entonces era Director General de Escuelas. La mutua comprensión y admiración aparecen rápidamente. Coincidían en sus ideas sobre la educación. El padre del aula encontró una gran colaboradora en Juana, con quien trabajó en la función pública y en las publicaciones sobre educación, como la revista Anales de la educación común, de la cual fue directora hasta el año de su fallecimiento.

Más tarde, la nombran directora de la primera Escuela Mixta N°1, en la Parroquia de Monserrat. Durante seis años dirige esta institución, desarrollando planes y programas con materiales modernos: implementa recreos, educación física, música, baile, enseñanza de inglés y francés; elimina los castigos físicos, e incorpora la enseñanza moral no dogmática, a través del ejemplo y el amor. En 1862 publica el Compendio de la Historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, primer manual de historia para las escuelas.

En 1871, Nicolás Avellaneda la nombra miembro de la Comisión Nacional de Escuelas, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese cargo. Funda 34 establecimientos educativos donde lleva adelante su método de enseñanza y la realización de concursos para los puestos directivos. Además, trabaja en la promoción de bibliotecas.

Hacia 1874 envía a la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires un proyecto de Ley Orgánica de la Enseñanza Común, en la que solicita el profesionalismo de la docencia, sueldos adecuados, vacaciones y eliminación de exámenes, entre otras cosas.

En 1875, cansada y enferma, fallece en su casa de Begrano. Juana Manuela Gorriti, acompañó sus restos y dijo en su discurso: “Juana Manso gloria de la educación. Sin ella, nosotras seríamos sumisas, analfabetas, postergadas, desairadas. Ella es el ejemplo, la virtud y el honor que ensalza la valentía de la mujer. Ella es, sin duda, una mujer”.

Martha Salotti

Una de las calles de Buenos Aires que llevan el nombre de grandes educadoras
Una de las calles de Buenos Aires que lleva el nombre de grandes educadoras

Durante toda su vida, Martha Salotti trabajó con una entrega absoluta hacia la niñez y la juventud. Maestra, profesora y especialista en literatura infantil, escribió libros e investigaciones y fundó una escuela, entre otras tantas cosas. Es considerada la heredera del proyecto de y una pionera en la formación de docentes.

Nació el 10 de abril de 1899. Fue Maestra Normal Nacional y profesora Superior de Ciencias Naturales. Primero, ejerció como maestra jardinera y luego como maestra de grado por veinticuatro años. Entre 1957 y 1964 estuvo a cargo de la dirección del Instituto Bernasconi, ubicado en el barrio de Parque Patricios de la Ciudad de Buenos Aires. Allí, estuvo a cargo de la reestructuración y puesta en valor del museo creado por Rosario Vera Peñaloza. Además, hacia la década de 1960 creó el Club de Narradores, donde inculcó a docentes y alumnos la práctica de la lectura en voz alta y la narración oral como aporte para la enseñanza de la lengua.

En 1966 fundó en el barrio porteño de Caballito el Instituto SUMMA, junto a Dora Pastoriza de Etchebarne, con una propuesta educativa innovadora desde el jardín de infantes que fue evolucionando a los tres niveles educativos y profesorados docentes.​ A partir de 1971 el Instituto comenzó a dictar el Profesorado de Castellano y Literatura con Especialización en Literatura Infantil-Juvenil, de características únicas en Latinoamérica, y que proseguía su filosofía educativa. Además, escribió cuentos infantiles, libros de lectura y textos pedagógicos sobre la enseñanza de la lengua. Asimismo, organizó las Jornadas Nacionales de Literatura Infantil–Juvenil.

La figura de Martha Salotti ha sido homenajeada de distintas maneras. Dieciséis establecimientos educativos de la ciudad de Buenos Aires y el interior del país llevan su nombre. Además, una de las calles del barrio porteño de Puerto Madero lleva su nombre, como así también una gran cantidad de aulas y bibliotecas. Falleció, a los 81 años de edad, el 26 de octubre de 1980.

Rosario Vera Peñaloza

Una de las calles de Buenos Aires que llevan el nombre de grandes educadoras
Una de las calles de Buenos Aires que lleva el nombre de grandes educadoras

Rosario es considerada un ejemplo de docencia ya que recorrió en su carrera casi todos los roles posibles de la misma: maestra jardinera, docente de grado, profesora, directora, inspectora, supervisora, fundadora de institutos educativos y capacitadora pedagógica en enseñanza.

Nació en La Rioja en 1873. Mas tarde, se trasladó a la ciudad de Paraná donde obtuvo el Título Superior de Enseñanza a los 20 años. Allí tuvo a Sara Eccleston como docente, quien más tarde se convertiría en su mentora. En esa ciudad comenzó a ejercer la docencia y desde entonces pasó por diferentes cargos y localidades. Paralelamente estudiaba el profesorado destinado a los jardines de infantes y, en 1897, se graduó como Profesora de Kindergarten, en la Escuela de Profesores del Jardín de Infantes de Paraná.

En 1898, fundó el jardín de infantes anexo a la Escuela Normal de La Rioja, el primero de una larga serie de jardines fundados en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba y Paraná.

En 1906 fue vicedirectora de la Escuela Normal de La Rioja. Al año siguiente, se mudó a la ciudad de Córdoba, donde ocupó durante cinco años el cargo de vicedirectora de la Escuela Provincial Juan Bautista Alberdi.

Entre 1912 y 1917 fue directora de la Escuela Normal N.º 1 de la ciudad de Buenos Aires, donde sustituía a cualquier profesor que faltara. Más tarde, fue nombrada inspectora de las escuelas municipales. Dictó cátedras de pedagogía y matemática en la Escuela Normal del Divino Maestro.

Recorrió Argentina para impulsar la enseñanza, dictó cursos y conferencias y transmitió las nuevas técnicas en la creación de bibliotecas. Participó del Primer Congreso Patriótico de Señoras en América del Sud, realizado en mayo de 1910 en la ciudad de Buenos Aires. Asimismo, formó parte de la corriente pedagógica de la “Escuela Nueva” surgida en las Escuelas Normales.

Falleció, a los 77 años, el 28 de mayo de 1950. En su memoria, la fecha se declaró como "Día Nacional de los Jardines de Infantes" y "Día de la Maestra Jardinera" en Argentina.

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