El Monasterio de Vardzia, ubicado en el sur de Georgia, cerca de la frontera con Armenia, parece sacado de un cuento medieval. Sus muros no se levantan hacia el cielo, sino que se adentran en la roca: más de 500 habitaciones distribuidas en 19 niveles, todas excavadas en la ladera del monte Erusheti, a orillas del río Mtkvari.
La historia de Vardzia comienza en el siglo XII, durante el reinado de Giorgi III y su hija, la legendaria reina Tamar, una de las figuras más importantes de Georgia. La construcción empezó como fortaleza, pero pronto se convirtió en un monasterio y centro espiritual. Su objetivo no era solo religioso: su ubicación estratégica lo protegía de invasiones y lo mantenía oculto a simple vista.
Cómo se construyó y para qué servía el Monasterio de Vardzia

La obra se llevó a cabo entre 1185 y 1205, en plena Edad Media. Los monjes y artesanos tallaron las habitaciones directamente en la roca volcánica, creando un complejo con iglesias, salas de reunión, bodegas, almacenes y túneles secretos que comunicaban distintos niveles.
En su época de esplendor, Vardzia podía albergar a varios miles de personas. Sin embargo, en 1283 un fuerte terremoto destruyó parte de la montaña y dejó a la vista gran parte del complejo, perdiendo parte de su carácter oculto.
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Características destacadas del Monasterio de Vardzia
- Más de 500 habitaciones y galerías.
- 19 niveles excavados en roca volcánica.
- Ubicación: Monte Erusheti, sur de Georgia.
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El paso del tiempo y las visitas actuales

Hoy, Vardzia sigue siendo un sitio religioso activo, aunque en menor medida. Algunos monjes viven en las cuevas, manteniendo la tradición de oración y trabajo en silencio. Al mismo tiempo, el lugar se convirtió en uno de los atractivos turísticos más importantes del país.
Los visitantes pueden recorrer sus pasadizos, ingresar a la iglesia principal —decorada con frescos medievales de gran valor— y contemplar las impresionantes vistas del valle. El acceso se realiza por carretera desde la ciudad de Akhaltsikhe, y es una experiencia única para quienes aman la historia y la arquitectura fuera de lo común.
Vardzia no es solo un monasterio, sino también un testimonio de resistencia, ingenio y fe. Sobrevivió a terremotos, invasiones y al paso de ocho siglos, y aún hoy sigue sorprendiendo a quienes se atreven a explorar sus misteriosas cuevas.