La palabra "candidato" refiere a la persona que aspira o se postula como idónea para un cargo, puesto, premio u honor. Sin embargo, es más escuchada en los meses de campañas políticas, ya sean locales, provinciales o nacionales.
Como casi todas las palabras del español, el origen de "candidato" se encuentra en la palabra del latín candidatus, que significa "aquel que viste de blanco". A su vez, candidatus proviene del latín candidus, que es "blanco". Por último, esta palabra viene de candere, que quiere decir "brillar, arder".
Así, llegamos a la palabra que conocemos al día de hoy. En la Antigua Roma (hace casi 3.000 años), donde surgió la palabra, un candidato era aquel que se postulaba a lo mismo que hoy en día, a un cargo público. Pero tenía una particularidad: también iba vestido con una toga de color blanco brillante.
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¿Por qué el candidato utilizaba una toga blanca?
Un ciudadano de la Antigua Roma que buscaba ser designado para el cargo público acudía a la toga blanca por dos motivos principales:
- El blanco siempre se asoció a la pureza y al honor, y por lo tanto a el que lo usara se presentaba como el idóneo para representar al pueblo o Estado.
- La toga solía mostrarse un poco abierta, para que el pueblo viera las heridas de guerra del candidato y así creyera que el mismo daba la vida por su pueblo.
¿Qué otros términos derivan de la palabra?
Las ramificaciones de una sola palabra del latín siempre son varias, y por eso existe la diversidad de palabras que conocemos hoy en día en los idiomas latinos. En este caso, "kand" es la palabra indoeuropea que está detrás de aquellas del latín como candere ("brillar" o "arder") o candidare ("blanquear"), de las que a su vez surgieron:
- Cándido -Sencillo, simple, que no tiene maldad.
- Candelabro - Candelero (donde se pone una vela) de dos o más brazos.
- Candela -Significa luz, vela, en alusión al brillo causado por el calor.
- Incandescente - Que está enrojecido por acción del calor, suele usarse para referir a metales.