Al recorrer las montañas de Perú, es posible encontrar los restos de enormes ciudades creadas por el Imperio inca, que marcaron un antes y un después en la historia de Sudamérica. Y, aunque Machu Picchu es una de las más famosas, también es importante conocer las maravillas de Choquequirao.
Debido a su ubicación y lejanía con las grandes urbanizaciones de la nación, esta mole de piedra permaneció en el olvido durante siglos.
Pero, tras una serie de trabajos realizados a partir del siglo XIX, Choquequirao se restauró en un 30% y se convirtió en un punto turístico. Sin embargo, aún es prácticamente inaccesible.
¿Cuál es la historia de Choquequirao?
La historia de Choquequirao comienza en 1536, cuando miles de personas llegaron a la ciudadela y se instalaron en sus edificios y terrazas, divididas en nueve sectores, que aún se mantienen en pie.
Gracias a los estudios realizados, expertos han llegado a la conclusión de que su edificación, en este punto remoto de Sudamérica, se llevó a cabo por la posición estratégica.
También te puede interesar > Encontraron en Perú restos fósiles del animal más pesado de la Tierra
Es decir, Choquequirao era un excelente punto de control y vigilancia, emplazado entre la selva amazónica y Cusco, un espacio religioso por excelencia y una ciudad muy segura.
Tal es así que, tras las llegada de los españoles y sus conquistas, dicha urbanización fue una de las últimas resistencias incas en ser vencidas porque era prácticamente inaccesible para quienes desconocían el terreno.
De todas formas, los europeos lograron su cometido y, luego de este episodio, Choquequirao quedó olvidada y oculta, durante siglos, bajo la espesa vegetación de la zona.
¿Cuándo se redescubrió Choquequirao?
A mediados de 1710, 116 años antes de la caída final del Virreinato del Perú, el explorador español Juan Arias Díaz Topete se convirtió en la primera persona en mencionar la posible existencia de una “ciudad perdida” llamada "Chuquiquirau".
Medio siglo después, el redescubrimiento de Choquequirao experimentó una fase más concreta, luego de que Cosme Bueno realizó la primera referencia escrita de la ciudadela.
Finalmente, en 1834 José María Tejada se convirtió en la primera persona en viajar rumbo a la urbanización perdida, que tres años después se cartografió mediante los esfuerzos de Leonce Angrand.
Sin embargo, todos los trabajos mencionados nunca recibieron la atención merecida y quedaron en un segundo plano. Por lo tanto, hubo que esperar hasta 1909, cuando el arqueólogo Hiram Bingham y el topógrafo Clarence Hay realizaron el primer análisis público y en detalle de la ciudad.
Por último, la recuperación de Choquequirao durante el siglo XX se resume en dos fechas importantes:
- 1970 - Iniciaron las primeras excavaciones para quitar las malezas y dar a conocer la estructura de las antiguas construcciones.
- 1986 - Concretaron nuevos estudios intensivos, al mismo tiempo que se trazó un plan para restaurar la ciudadela y facilitar el ingreso de turistas.
Ahora bien. El hecho de que la ciudad se pueda visitar, no significa que el trabajo haya terminado. Aunque se recuperó una superficie de 1.810 metros cuadrados, expertos consideran que el 70% de la urbanización original aún se mantiene oculta.
¿Por qué esta ciudad inca es prácticamente inaccesible?
Al igual que sucedía en 1536, llegar a Choquequirao es muy complicado porque solo se puede ingresar a pie, luego de una extensa e intensa caminata a través de valles y montañas.
Entonces, quienes deseen conocer a la “hermana sagrada” de Machu Picchu, emplazada a una altura de 3.033 metros sobre el nivel del mar, pueden utilizar la vía de acceso más frecuente que requiere:
- Viajar 287 kilómetros por ruta desde Cusco a Yanama.
- Recorrer senderos repletos de pendientes, durante un promedio de 20 horas.
- Contar con las provisiones necesarias para abastecerse durante los 5 días que dura la caminata (ida y vuelta).
También te puede interesar > Así planeó San Martín la expedición libertadora a Perú
Finalmente, es importante aclarar que existen otros caminos para acceder a Choquequirao. Pero, en estos casos, las rutas son más accidentadas y, en algunos casos, intransitables.