Entre las ciudades de Grana y Casorzo, en el Piemonte italiano, se encuentra un árbol muy original. Bueno, a decir verdad son dos árboles, uno creciendo encima del otro: dos almas viviendo en un solo cuerpo. Un regalo que únicamente la naturaleza nos puede dar.
Una criatura de aspecto único ha atraído la mirada de miles de turistas: es el Árbol doble de Casorzo o Bialbero di Casorzo (como se le suele llamar la gente local). Generosamente, la morera se transformó en el hogar del cerezo, cuyas ramas y follaje sobrepasan ahora llamativamente a su compañero de casa en unos 5 metros.
No se sabe con exactitud cómo fue que los dos árboles se fusionaron en uno. Algunas terorías afirman que lo más probables es que algún pájaro dejó caer una semilla de cerezo en lo alto de la morera, y sobre ella brotaron las raíces que se abrieron paso lentamente por el tronco hueco de la morera hasta alcanzar el suelo y hundirse en la tierra.
En realidad, no es raro que existan los árboles que crecen como parásitos en otros árboles, pero generalmente no alcanzan el tamaño y la longevidad del Bialbero di Casorzo. En estos casos, hablamos de plantas epífitas, es decir, especies que viven sobre otras plantas, normalmente utilizadas como soporte y no para obtener alimento.
Lo más usual es que estos últimos alcancen un tamaño pequeño y tengan una vida corta porque no tienen suficiente humus y espacio para crecer. Esto es lo que vuelve único al árbol doble de Casorzo: los dos árboles combinados tienen un tamaño realmente increible, (hay que recordar que el tamaño estándar de un cerezo es de aproximadamente 10 metros).
Juntos tienen una coexistencia perfecta que no parece perjudicar a ninguna de las dos plantas, cuyas ramas están salpicadas de los frutos silvestres que madurarán en unas semanas.
El Árbol doble de Casorzo aparece de repente, casi de la nada, a lo largo de la carretera provincial SP38, entre Casorzo y Grana, en la provincia de Asti, en el Piemonte italiano. Está indicado por un cartel algo descolorido, con una flecha que señala una pequeña zona verde: aquí, junto a dos mesas de picnic, un trozo de césped y una escultura que recuerda el apoyo del Consorcio para la Protección de la Malvasía, se alza inesperadamente este extraño par de plantas.
El Bialbero di Casorzo es sin duda fruto de la casualidad, pero también de quienes las han cuidado durante años: en el pueblo hablan de Natale y Francesco, que fueron los primeros en advertir esta anomalía, y de Luigi, que durante muchos años podó las ramas de ambas plantas. Este último, que muestra orgulloso el certificado que lo declara "gobernador honorario del Bialbero", explica que "estas moreras llevan allí al menos un siglo, pero el cerezo es más reciente, tendrá veinticinco, treinta años como mucho. Cuando nos dimos cuenta de la existencia de esta extraña planta, nos organizamos para cuidarla y, a menudo, allí abajo, nos reuníamos para merendar o estar juntos. Así que lo bautizamos como el "Bialbero della Felicità", como un buen augurio. Yo la cuidé durante un tiempo, ahora la cuida el Consorcio para la Protección de la Malvasía".
Y continúa Luigi contando que "el terreno pertenece a un particular, que lo ha cedido en uso gratuito, según dicen. En la zona verde que lo rodea celebramos a menudo actos, eventos para niños y reuniones”.
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