Los mitos y las leyendas nacen del relato espontáneo de alguien a quien le sucedió algo extraordinario alguna vez. O son un eco lejano de las antiguas narraciones de los pueblos originarios, que se van transmitiendo oralmente de generación en generación. Otras veces son adaptaciones de fábulas de otras partes del mundo. Aunque la ciencia desmiente este tipo de historias una y otra vez y se esfuerza por encontrarles una explicación racional, los mitos y las leyendas se siguen transmitiendo a través de los años. En esta oportunidad, Billiken te va a contar la leyenda del pombero y, en otras notas, te va a hablar sobre otros mitos y leyendas.
¿Quién o qué es el pombero?
Es una especie de duende cuyas características son estatura baja, tez negra y uso excesivo de ceceo. Tiene las piernas cortas y los pies al revés, los brazos largos y peludos y las manos excesivamente grandes.
Su función primordial es cuidar el bosque y los animales salvajes. Se enoja excesivamente si algún cazador mata más presas de las que necesita para consumir. Si eso ocurre, se transforma en cualquier animal o planta e induce al infractor a internarse en lo profundo del monte donde se pierde. Lo mismo sucede con el pescador o quien tala árboles que no utilizará. Se dice que el pombero es un gran imitador del canto de las aves, sobre todo las nocturnas.
Su presencia no siempre puede ser advertida, porque tiene la capacidad de cambiar su aspecto físico para vigilar subrepticiamente la conducta de las personas.
La conducta del pombero con los amigos
El pombero puede ser tanto amigo como enemigo de las personas, según cómo se comporten. Según la leyenda, quien quiera tener de aliado a este duende puede dejar ofrendas a la noche como tabaco, miel, caña o aguardiente. Generalmente, las personas que viven en el campo le piden favores como hacer crecer los cultivos en abundancia, cuidar de los animales de corral, etcétera. Sin embargo, después de pedirle un favor no deben olvidarse de hacer la misma ofrenda todas las noches durante treinta días, porque si lo olvidan, despertarán la furia del pombero, quien hará innumerables maldades en aquel hogar.
Su conducta con los enemigos
Si una persona tiene al pombero como enemigo, estará expuesta a innumerables peligros dentro del bosque, porque, con engaños, intentará desorientarla y extraviarla en la espesura de la noche. Algunas veces el pombero provoca accidentes extraños dentro de las casas. Hace desaparecer objetos valiosos de las casas, asusta a las personas durante la noche y una lista interminable de travesuras y maldades. Quienes están enemistados con él, suelen escuchar a la noche pasos y voces en los alrededores de la casa, como si alguien caminara por el patio.
¿Qué hacer al verlo?
Nunca se debe pronunciar su nombre en voz alta, hablar mal de él o silbar en horas de la noche, porque estas acciones le generan enojo. Puede vengarse molestando e incluso golpeando a la persona que no cumpla con esas reglas.
Un mero roce con sus manos peludas puede producir que la persona se torne zonza, muda o experimente temblores para el resto de su vida. Si alguien imita su silbido, el pombero puede contestar de manera enloquecedora. Por eso, y para no ofenderlo, las personas creyentes prefieren nombrarlo en voz baja o evitar mencionar su nombre en las reuniones nocturnas.
Muchos testigos del campo afirman, todavía en la actualidad, que lo han visto. Se dice que también le gusta rondar cerca de las mujeres embarazadas porque piensa que es el padre, o de madres con bebés que no han sido bautizados.
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