El 17 de febrero de 1673, el dramaturgo y humorista francés Molière muere en escena mientras representa su obra El enfermo imaginario.
Fue uno de los más grandes autores teatrales. Sus obras ya son consideradas clásicas. El misántropo (1666), El avaro (1668), El enfermo imaginario (1673), El médico a palos (1666) y Tartufo (1664) están entre sus creaciones más conocidas. Uno de sus méritos fue haber logrado denunciar las hipocresías de su tiempo a través de la ironía y de la sátira. Fue uno de los autores más traducidos y él mismo protagonizó muchas de sus obras.
La historia de Molière
Nació en el seno de una rica familia burguesa, en la Francia del año 1622. Su nombre real era Jean-Baptiste Poquelin. Ya en 1643 fundó una compañía de teatro que, si bien fracasó como proyecto, sirvió como antecedente de lo que luego sería su trabajo. Por ese entonces contrajo deudas y hasta fue encarcelado durante unos días por ese motivo. Por eso, adoptó el nombre artístico de Molière para no perjudicar a su familia, ya que el teatro no era una profesión bien vista. Posteriormente, retomó la idea de la compañía y logró establecerse en París.
El género en el que brillaría el dramaturgo sería el de la farsa. Así, su primera obra maestra fue La escuela de las mujeres (1662). Al año siguiente, mientras representaba en el escenario las tragedias de Racine, presentó los primeros actos de otra de sus obras más conocidas, Tartufo. El tono irreverente y satírico de sus textos hizo alzar la voz de sus detractores, principalmente de la iglesia. Y algunas obras fueron prohibidas luego de las primeras funciones. Ante esto, Molière contaba con el apoyo del rey pero igualmente padecía de incertidumbre económica porque muchas veces las pensiones prometidas no llegaban.
También te puede interesar: El Cervantes, el único teatro nacional de la Argentina
El enfermo imaginario (1673) es una comedia en tres actos donde se hace una sátira de la profesión médica a través del personaje de Argan, un hipocondríaco que trata de convencer a su hija de que abandone a su verdadero amor y se case con el hijo de su médico para ahorrar en gastos en salud.
A medida que aumentaban las dificultades para mantener la compañía teatral, la salud de Molière se iba deteriorando y contrajo tuberculosis. En 1673 durante la cuarta representación de El enfermo imaginario, sintió unos violentos dolores y lo trasladaron a su casa, donde murió a las pocas horas. El rey debió intervenir para que la Iglesia le concediera el derecho a tierra santa, si bien fue enterrado de noche y prácticamente sin ceremonia.