Hace 14 años, la UNESCO declaraba a la pizza como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. El plato más comido del mundo y que reúne a su alrededor a familias enteras y grupos de amigos.
Efectivamente, desde su aparición allá por el siglo XVIII en Italia, la pizza ha recorrido el mundo y sus sabores se han adaptado a los diferentes paladares, lo que dio por resultado un sinfín de variedades. Desde pizzas con verduras y salsas elaboradas hasta aquellas que lucen frutas y mariscos, pasando por las cubiertas con chocolate en Brasil, hay pizzas para todos los gustos.
El origen de este conocido plato se remonta a la ciudad de Nápoles, en el suroeste de Italia, a fines del siglo XVIII. Con el paso de los años, las migraciones y el desarrollo social y tecnológico provocaron la expansión de la pizza en diferentes lugares del mundo, lo que por supuesto trajo cambios que fueron alterando la receta original.
Si se trata de pizza, hay tantas formas de prepararla y de comerla como de disfrutarla. En Argentina, para algunos la pizza fría es el acompañamiento ideal del mate. Otros, en cambio, la prefieren recién sacada del horno, cuando la muzzarella se estira hasta el infinito. Y en este punto, también hay quienes eligen otros tipos queso para cubrirla. Y, si algo no le puede faltar, son las clásicas aceitunas.
Hoy, se estima que cinco mil millones de pizzas (350 rebanadas por segundo solo en los EE. UU.) se consumen internacionalmente cada año.