El bosque tropical, o también conocido como selva húmeda o selva alta de perennifolia, es uno de los ecosistemas más grandes del mundo.
Se trata de un ambiente que se encuentra a unos 1.200 metros sobre el nivel del mar, es rico en numerosas especies de flora y fauna. Esta última es abundante y frondosa, con hojas muy grandes que deben ser capaces de absorber la mayor cantidad de luz posible. En este sentido, vale agregar que los árboles pueden alcanzar los 30 metros de altura.
En cuanto a la fauna, en el bosque tropical es posible encontrar anfibios, reptiles, aves, mamíferos e insectos de todo tipo. Los más populares son: ocelote, anaconda, loro, okapi, mono aullador, carpincho y mariposa azul.
A su vez, estos escenarios naturales presentan un clima muy húmedo ya que se concentran una gran cantidad de precipitaciones que rondan entre los 750 milímetros y los 2.000 milímetros al año. En cuanto a las temperaturas, estas suelen mantenerse constantes entre los 20 y 25°C.
La importancia del bosque tropical
Además de ser el hogar de cientos de especies, el bosque tropical funciona como pulmón del planeta: generan oxígeno, producen y purifican el agua y equilibran la temperatura y el clima.
Asimismo, preserva los suelos de la erosión mediante la conservación del agua de lluvia, y son capaces de regular tanto a las plagas como a los animales polinizadores.
Sin embargo, estos ecosistemas son constantemente amenazados por la intervención humana. Sus suelos fértiles resultan muy codiciados para la agricultura y ganadería, por lo que la explotación forestal y tala indiscriminada están a la orden del día.
Algunas de las principales consecuencias de estas acciones son: modificación de los ciclos del agua, inundaciones, erosión del suelo, pérdida de biodiversidad, desertificación y daño a los hábitats.
