Son típicas del discurso literario y de sus distintos géneros, como por ejemplo, la poesía, la narrativa, el ensayo y el drama.
Las figuras retóricas son formas poco convencionales de emplear las palabras para generar expresividad, vivacidad o belleza en el lenguaje, con el objetivo de sorprender, emocionar, sugerir o persuadir a las personas.
Son típicas del discurso literario y de sus distintos géneros, como por ejemplo, la poesía, la narrativa, el ensayo y el drama. No obstante, no son exclusivas de la literatura, sino que también se emplean en el lenguaje coloquial. De hecho, algunas están naturalizadas en ciertas expresiones o giros del vocabulario común y corriente.
Es la relación de analogía o semejanza que se establece entre dos ideas o imágenes. Por ejemplo, el poema “Canción de otoño y primavera” de Rubén Darío dice: “Era su cabellera obscura / hecha de noche y de dolor”. En ese caso, se relaciona el color del cabello con la oscuridad de la noche.
Consiste en establecer una relación de semejanza entre dos elementos mediante otro elemento relacional explícito. Por ejemplo: “Se arrojó sobre ella cual águila sobre su presa”.
Tiene lugar cuando se aumenta o disminuye de manera exagerada un aspecto o característica de una cosa. Por ejemplo: “Le pedí disculpas mil veces”.
Consiste en designar una cosa con el nombre de otra, con la cual tiene una relación de presencia o cercanía. Por ejemplo: “Los jóvenes juraron lealtad a la bandera”. La expresión indica que se juró lealtad al país.
Consiste en denominar a una cosa en relación del todo por la parte (o viceversa), la especie por el género (o al revés) o el material por el nombre de la cosa. Por ejemplo: “Está buscando un techo donde vivir”. La frase alude a una vivienda.
Consiste en la repetición rítmica de determinados sonidos o palabras al principio de un verso o de una frase. Por ejemplo: “Aquí todo se sabe, aquí no hay secretos”.
Es el procedimiento retórico que consiste en atribuir cualidades propias de un ser racional o animado a otro inanimado. Por ejemplo: “El reloj nos grita la hora”.
Es el adjetivo que se emplea para atribuirle cualidades al sustantivo al que acompaña. Por ejemplo: “Rudo camino”.
Es un procedimiento retórico complejo en el cual, por medio de un conjunto de asociaciones metafóricas, se construye un concepto o una idea más amplios. Por ejemplo, el poema “Cultivo una rosa blanca” de José Martí es una alegoría de la amistad.
Consiste en la repetición de un mismo sonido o sonidos similares, sobre todo consonánticos, en una misma frase con la finalidad de producir cierto efecto sonoro en la lectura. Por ejemplo: “Infame turba de nocturnas aves”.
Es una figura retórica mediante la cual se altera el orden convencional de las palabras por razones expresivas o, en el caso de la poesía, para ajustarlo a la métrica, el ritmo o la rima de la frase. Por ejemplo: “Si mal no recuerdo”.
Mediante esta figura retórica se da a entender una cosa expresando lo opuesto de lo que, en realidad, se quiere decir o se piensa. Por ejemplo: “¡Qué buen bailarín que sos!” se puede utilizar para referirse a alguien que no sabe bailar.
Implica el uso de expresiones, ideas, conceptos o frases en las cuales hay una supuesta contradicción que, en realidad, tiene la intención de enfatizar o darle un nuevo sentido a aquello de lo que habla. Por ejemplo: “Sólo sé que no sé nada”.
Consiste en generar contradicción, ironía o incoherencia en una frase al colocar palabras o ideas contrarias. Por ejemplo: “Hubo un silencio ensordecedor”.
Es la representación escrita de un sonido. Por ejemplo: “Al apretar el plástico sonó crack”.
Consiste en atribuir una sensación (auditiva, olfativa, visual, gustativa o táctil) a un objeto. Por ejemplo, el poema “Nocturno” de Rubén Darío dice: “Suavizó la noche de dulzura de plata”. En ese caso, el autor hace referencia a un momento de ternura.
A través de esta figura retórica se produce una redundancia al emplear vocablos que podrían resultar innecesarios para entender el sentido completo de una frase, por lo general con la finalidad de intensificar su significado. Por ejemplo: “Cuento con todos y cada uno de los presentes”.
Consiste en cierta forma de expresarse dando rodeos o empleando más palabras de las que normalmente hubieran sido necesarias para comunicar una idea o concepto. Por ejemplo: “Dio su último suspiro esta mañana”. En ese caso, la frase indica que alguien falleció.
Se emplea para hacer la descripción del carácter, acciones y costumbres de un individuo. Por ejemplo: “Paula era una chica soñadora, como todas a su edad, con unas ganas inmensas de ayudar al prójimo”.
Se utiliza para hacer la descripción de las características externas de una persona o de un animal. Por ejemplo: “Era un hombre entrado en años de perfil aguileño y rostro enjuto”.
Consiste en la repetición innecesaria de conjunciones para reforzar la expresividad de un texto. Por ejemplo: “Las rosas y las camelias y las margaritas y los claveles y las hortensias y todas ellas decoraban el bello jardín”.
Consiste en evitar la repetición innecesaria de palabras para dar mayor énfasis a un segmento de la oración, generar mayor fluidez y ritmo, sin afectar su construcción gramatical. Por ejemplo: “Pedro sabe manejar, pero yo no”. En este caso se omite “Sé manejar”.
Consiste en la oposición entre dos ideas o expresiones, frases o versos a fin de conseguir una expresión más eficaz y el desarrollo de nuevos conocimientos. Por ejemplo: “Me esfuerzo por olvidarte y sin querer te recuerdo”. En este caso, se anteponen las ideas del olvido y del recuerdo.
Esta figura retórica omite las conjunciones y nexos de las oraciones, frases o enunciados, a fin de generar mayor dinamismo y movilidad en la expresión. Por ejemplo: “En preparación para la fiesta vamos a comprar pan, queso, gaseosas, cerveza, vino”.
Consiste en la explicación pormenorizada de los personajes, objetos, locaciones o situaciones para evocar en los lectores una imagen mental verosímil sobre el elemento del relato. Por ejemplo: “Era un lugar enorme, muy luminoso y con una vista privilegiada”.
Consiste en la reagrupación de sílabas o palabras con el objetivo de modificar el significado de una oración, ocultar un doble sentido o generar ambigüedad. Por ejemplo: “Si yo viera / Si lloviera”.
Se caracteriza por dirigirse a un interlocutor, real o imaginario, durante un discurso, diálogo o narrativa. Es común en las plegarias y soliloquios. Por ejemplo: “Tú, infinito cielo, ¿cuándo será el día en que me muestres tus misterios?”.
Consiste en organizar los elementos del discurso según su importancia, ya sea de manera ascendente o descendente. Por ejemplo: “Ambos contábamos las horas, los días y las semanas para volver a vernos”.
Se caracteriza por la repetición de una oración o frase en sentido contrario y por la reorganización de los elementos, a fin de reforzar una idea o propiciar una reflexión. Por ejemplo, hay una frase de Mahatma Gandhi que dice así: “No hay camino para la paz, la paz es el camino”.
Consiste en la repetición de ideas, pero intercambiando su orden sin que la oración pierda su sentido. Por ejemplo: “Cuando quiere llorar, no puede, pero muchas veces llora sin querer”.
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