La birome no existió siempre: recién se la pudo comprar en las librerías en la década del ‘40. Su inventor fue Ladislao Biro, un húngaro nacionalizado argentino, quien la patentó en Buenos Aires en 1943. Desde entonces no dejó de perfeccionarse, hasta llegar a los modelos actuales que son más prácticos.
La birome
A Ladislao Biro no le gustaban las lapiceras fuente o también llamadas “plumas”, porque se quedaban sin tinta y manchaban. Se le ocurrió que funcionarían mejor con una tinta seca y condensada. El problema a resolver era cómo hacer para que la tinta no se empastara al pasar a la pluma. Biro encontró la solución al ver jugar a unas personas a las bolitas. Cuando se mojaban, las bolitas dejaban al correr una estela de líquido. Y esa fue la clave del éxito de la birome: una bolita colocada entre el contenido y el aplicador.
La birome como objeto alcanzó tanta fama que hasta forma parte hoy en día de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York (Estados Unidos). El valor de la patente que Biro le vendió a una empresa estadounidense fue de dos millones de dólares.
Ladislao Biro y sus múltiples inventos
Ladislao Biro, además de ser el creador de la birome, es el responsable de treinta y dos inventos, muchos de ellos de reconocimiento internacional. De hecho, el 29 de septiembre, fecha en que nació, se celebra en Argentina el “Día del Inventor” para rendirle homenaje. Entre sus creaciones más importantes, se encuentran la cerradura inviolable, un dispositivo para obtener energía de las olas del mar y una caja de cambios automática.
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