El secador o secador de pisos de goma forma parte del día a día de los quehaceres hogareños. Lo que todos sabemos es que se trata de un elemento de perfil plástico y banda de goma (caucho natural) unida a un palo de madera o a un tubo de metal, que se utiliza para esparcir y secar el agua de los suelos. Lo interesante, y un dato no tan difundido, es que tiene origen argentino.
El secador moderno es un invento de José Reimundo Fandi. Este argentino, creador de más de 100 objetos, se planteó como objetivo solucionar un problema clásico de la vida cotidiana y lo patentó en 1953.
La historia del origen del secador
Cuando Fandi era adolescente, los secadores se improvisaban de forma casera con varias piezas. Eran un listón de madera con una ranura, con una goma clavada dentro. Se construían tan mal que rápidamente se desarmaban, y tenían que estar arreglandose de forma continua. Esto provocó que José Fandi, cansado de escuchar las quejas de su madre que a diario le pedía que le arreglara el secador, puso manos a la obra para inventar una solución.
Corrían los años '50, Fandi trabajaba en una matricería y estaba vinculado con un fabricante que vulcanizaba gomas. Al ver como se moldeaba la goma en las matrices y la afluencia que tenía en ocupar las cavidades del molde, se le ocurrió que podría ser de una sola pieza.
Después de comprobar que el invento funcionaba, José comenzó a comercializarlo y logró tanto éxito que decidió patentarlo en 1953.
En 2019, se lo destacó como Personalidad Destacada de la Ciencia y Tecnología. Durante el acto en el Salón Perón, Fandi recordó su primer invento: “fue un invento modesto, pero muy útil. Antes se fabricaban manualmente, con una cámara clavada a un listón, pero permanentemente se salían. Entonces decidí hacer la estructura y también visité a un fabricante de piezas de ajedrez de goma”, para producirlo de manera industrial.
A esta innovación, siguieron más de un centenar, como el destapador de botellas de bebidas espumantes a prueba de accidentes, para impedir que el corcho golpeé un ojo o la caja llave interruptora porta fusibles, que reemplazó a otras que “eran incómodas y peligrosas”.