En la actualidad la explotación industrial suele ser uno de los factores que más contamina al planeta Tierra. Dentro de este sector, el textil es uno de los que más residuos genera.
Según una investigación del periodista Jason Mayne, en el desierto de Atacama existe un basural lleno de ropa dentro del cual muchas prendas ni siquiera fueron usadas ya que mantienen sus etiquetas de fábrica. Se estima que, por lo menos, hay cien mil toneladas de indumentaria.
El lugar se ubica en el norte de Chile, en una ciudad portuaria llamada Iquique que goza del beneficio fiscal por el cual los productos importados no pagan impuestos. Al mismo tiempo, es la puerta de entrada al desierto de Atacama. Para poder llegar hasta este basural de ropa, es necesario dirigirse a una localidad llamada Alto Hospicio donde funcionan algunas fábricas y hay algunas casillas. Después de recorrer varios kilómetros, se encuentra la primera gran montaña de ropa, zapatillas y accesorios de marcas internacionales. Incluso, algunas personas van allí para buscar ropa que les pueda servir.
Algunos datos que Mayne plantea es que la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo y que el 85% de la indumentaria fabricada es desechado en basurales o incinerados. Además, explica que para fabricar una remera de algodón se necesitan 2.700 litros de agua, el equivalente a lo que una persona bebe en dos años y medio.
Antes, el concepto era el de “fast fashion”, es decir, una moda rápida que produce nuevas temporadas en muy poco tiempo. Ahora pasó a ser “trash fashion”, moda basura donde la ropa muchas veces se termina tirando antes de ser vendida.
El impacto de esto es social y ambiental. Los desechos de la industria textil generan contaminación en las napas de agua, humo tóxico de las quemas y la liberación de microplásticos que pueden llegar hasta el mar. La arista social se relaciona con las miles de personas que podrían aprovechar esa ropa para no pasar frío.