Se construyó para romper un récord de velocidad internacional y luego evolucionó en nuevos prototipos de mayor potencia.
En la intensa búsqueda por viajar a velocidades sin precedentes sobre tierra, Estados Unidos sorprendió al mundo en 1962 con el estreno de un prototipo vehícular capaz de desarrollar 640 km/h: el Spirit of America.
Este extraño auto, que se identificaba por la carrocería angosta y estirada, realizó numerosas pruebas de velocidad en el salar de Bonneville y logró, el 5 de septiembre de 1963, un récord mundial inimaginable.
Pero, como rápidamente sus competidores le arrebataron la marca, los mismos diseñadores se enfocaron en nuevas versiones del Spirit of America, que circulaban aún más rápido.
Tras diseñar el Spirit of America con un chasis aerodinámico, sobre tres ruedas, el auto recibió su motor a reacción aeronáutica, que era conocido como General Electric J47 y que se había obtenido de un avión de guerra: el caza F-86 Sabre.
Por lo tanto, con tanta potencia disponible, el desafío de los constructores era lograr la mayor velocidad sobre tierra, sin que el auto se accidente o se despegue del suelo.
Finalmente, tras una serie de mejoras realizadas luego de las primeras pruebas fallidas, el Spirit of America se convirtió en el primer vehículo en superar las 400 millas por hora.
Pocos meses después de la obtención del récord, Estados Unidos fue por más y estrenó el Spirit of America - Sonic I, que apareció en la tapa de todos los diarios entre 1963 y 1964.
Acto seguido, este llamativo auto de prueba se trasladó hasta una pista segura, donde aceleró hasta los 966 km/h y rompió el récord mundial el 15 de noviembre de 1965.
Por último, luego de haber perdido la marca otra vez, los desarrolladores dieron todas sus energías en el último proyecto: el Spirit of America - Formula Shell LSRV.
Gracias a los miles de estudios realizados, este prototipo se proyectó para romper, por primera vez, la barrera del sonido y convertirse en el primer auto supersónico del mundo. Pero, lamentablemente, no lo consiguió.
Sobre el caluroso Desierto de Black Rock, Estados Unidos, el auto alcanzó una velocidad máxima de 676 millas por hora (1.088 km/h) en 1997, antes de perder potencia o sufrir los accidentes que lo dejaron fuera de competencia, por siempre.
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