La ardilla de vientre rojo es una especie simpática a la vista, pero peligrosa para los ecosistemas locales. Llegó a la Argentina como mascota exótica y hoy representa una amenaza ambiental en varias zonas del país. Su historia es un ejemplo claro de cómo una decisión aparentemente inocente puede tener consecuencias inesperadas para la naturaleza.
¿De dónde viene esta especie de ardilla y cómo llegó a nuestro país?
La ardilla de vientre rojo (Callosciurus erythraeus) es originaria del sudeste asiático. Su cuerpo mide entre 17 y 23 centímetros, y su cola es igual de larga. Es de color pardo grisáceo con el vientre anaranjado, de ahí su nombre. Aunque puede parecer inofensiva, está catalogada como una de las especies exóticas invasoras más problemáticas en Argentina.
Llegó al país en la década de 1970, cuando un criador privado la importó con fines recreativos. Según los registros de la Secretaría de Ambiente, se trató de 10 ejemplares que fueron trasladados al partido bonaerense de Luján. En poco tiempo comenzaron a reproducirse y escaparon de las instalaciones, dando origen a una población silvestre que se adaptó rápidamente al entorno.
Cómo se volvieron salvajes y por qué representan un problema
Las ardillas de vientre rojo se adaptan con facilidad a distintos ambientes. En Argentina se instalaron en áreas urbanas, parques y quintas. A falta de depredadores naturales, su población creció sin control. Actualmente se las puede ver en el norte y oeste del Gran Buenos Aires, especialmente en Luján, Hurlingham, Moreno y Pilar. También hay reportes en Rosario, Córdoba y Santa Fe.
El problema es que esta especie puede causar daños importantes. Por un lado, compite con fauna nativa, como aves y otros pequeños mamíferos. Por otro, provoca daños económicos: roe cables eléctricos, sistemas de riego, estructuras de madera e incluso cultivos frutales. Además, puede transmitir enfermedades al ser humano y a otras especies.
¿Por qué esta ardilla es considerada una plaga?
Cuando una especie exótica se reproduce de manera descontrolada y comienza a afectar los ecosistemas, se la considera una plaga. En este caso, las ardillas de vientre rojo pueden modificar la estructura de los bosques, dispersar plantas exóticas que alteran el paisaje y competir con especies autóctonas por el alimento y el hábitat.
En algunos barrios, las ardillas ingresan a las casas y causan destrozos. Algunas personas las alimentan sin saber que esto contribuye a su expansión. Por eso, la Secretaría de Ambiente advierte que no deben ser liberadas, alimentadas ni trasladadas.
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¿Qué hacer si ves una?
Lo primero es no intentar capturarla. Tampoco conviene alimentarla ni acercarse demasiado. Lo recomendable es informar su presencia a las autoridades ambientales de la zona. Además, existen otras vías oficiales para reportar su presencia:
- En la Provincia de Buenos Aires, podés hacer tu denuncia a través del portal oficial del Ministerio de Ambiente bonaerense: aplicaciones.ambiente.gba.gob.ar.
- En la provincia de Mendoza, se habilitó un portal de denuncias donde también se puede informar la presencia de esta especie: mendoza.gov.ar.
Estas herramientas sirven para alertar y permitir un seguimiento técnico en torno a la expansión de esta ardilla invasora.
