El descubrimiento del primer fósil de dinosaurio reconocido oficialmente marcó un antes y un después en la historia de la ciencia. Si bien hay registros de fósiles hallados en tiempos antiguos, fue recién en 1824 cuando un científico británico propuso, por primera vez, que esos restos correspondían a un tipo de criatura totalmente desconocida hasta entonces.
El primer fósil de dinosaurio: ¿cuál fue y dónde apareció?
El primer fósil identificado como parte de un dinosaurio pertenecía a una especie que hoy conocemos como Megalosaurus, un dinosaurio carnívoro que medía entre 6 y 9 metros de largo. Este fósil fue hallado en Inglaterra, cerca de la localidad de Stonesfield, en el condado de Oxfordshire.

El descubrimiento fue atribuido al geólogo William Buckland, quien en 1824 publicó un estudio detallando que los huesos encontrados no pertenecían a ningún animal viviente. Fue el primer dinosaurio nombrado científicamente, aunque en ese momento el término “dinosaurio” todavía no existía.
El origen del nombre “dinosaurio”
La palabra “dinosaurio” apareció unos años después, en 1842, gracias al paleontólogo Richard Owen, quien la combinó a partir del griego: deinos (terrible) y sauros (lagarto). Fue entonces cuando varios fósiles previamente hallados fueron reclasificados dentro de este nuevo grupo de animales prehistóricos.
Un hallazgo que abrió las puertas a la paleontología moderna
Desde ese primer fósil, la ciencia avanzó muchísimo. Hoy, los paleontólogos han descubierto fósiles de dinosaurios en todos los continentes, incluyendo restos aún más antiguos. Pero el hallazgo del Megalosaurus sigue siendo clave por su valor histórico y científico.
Tres datos sobre el primer fósil de dinosaurio
- Fecha: 1824 (publicación del hallazgo del Megalosaurus).
- Nombre: Megalosaurus bucklandii, en honor al geólogo que lo describió.
- Lugar: Stonesfield, Oxfordshire, Inglaterra.
Este hallazgo no solo dio inicio al estudio de los dinosaurios, sino que también cambió la manera en que la humanidad comprendía el pasado de la Tierra. Desde entonces, los fósiles dejaron de ser simples curiosidades para convertirse en piezas fundamentales del conocimiento científico.