¿Hubo alguna vez personas esclavizadas en lo que hoy es la Argentina? Sí. Todos tenían la piel negra y habían llegado desde África en barco después de haber sido capturados, encerrados, maltratados y separados de sus familias. Eran sometidos a un viaje agobiante desde Africa al Río de la Plata en condiciones muy malas, por lo que muchos morían en el trayecto. Uno de los mercados de esclavos de entonces (donde se los vendía como si fueran mercancía) estaba ubicado en el actual Parque Lezama, y había otro en la actual Plaza San Martín.
A diferencia de lo que pasaba en otras regiones de América, los esclavizados que llegaron a estas playas fueron destinados en su mayor parte a tareas domésticas. Sin embargo, también se los enviaba al frente de las tropas cuando había una guerra. Muchos murieron (sin ser debidamente reconocidos) luchando en el proceso de independencia de nuestro país. Las esclavas, en tanto, eran “amas de leche” (amamantaban a los hijos de sus amos) y eran obligadas a realizar las tareas del hogar. Lavaban la ropa con jabón de sebo, es decir, de un preparado con la grasa de las vacas, que tanto abundaban por el territorio. Una de las fábricas de jabón más conocidas a finales del Virreinato era propiedad de Hipólito Vieytes y Nicolás Rodríguez Peña, dos de los grandes protagonistas de la Revolución de Mayo.
En los actos escolares era muy común evocar la imagen de la esclava africana vendiendo empanadas calientes por la calle. Pero se trataba de personas obligadas por la fuerza a realizar esas tareas, que vendían esa mercadería para beneficiar económicamente a sus amos.
A los que habían logrado que sus amos le den la libertad, se los llamaba libertos. Con la Revolución de Mayo comenzó un proceso de cuestionamiento a la esclavitud. Tres años después se daría el primar paso en esa dirección al decretarse en 1813 la "libertad de vientres", que significaba que a partir de ese momento los hijos de esclavos eran hombres libres.