Ser Católico Apostólico Romano implica pertenecer a la Iglesia Católica que se define por su comunión con el Papa, el Obispo de Roma, considerado el sucesor del apóstol Pedro. Esta Iglesia se describe a sí misma como una, santa, católica y apostólica.
El término "católica" proviene del griego katholikos, que significa "universal". Esta universalidad se manifiesta en su presencia global y en su misión de anunciar el Evangelio a todos los pueblos. La Iglesia Católica está constituida por 24 ritos diferentes: el rito latino y 23 ritos orientales que, aunque obedecen dogmáticamente al Papa, tienen sus propios patriarcas y ordenamientos litúrgicos y territoriales. El rito latino se denomina "romano" porque Pedro eligió Roma como su sede apostólica.
La palabra "apostólica" se refiere a que la Iglesia fue fundada por Cristo sobre el fundamento de Pedro y los demás apóstoles. Esta apostolicidad se mantiene a través de la sucesión apostólica de los obispos, quienes son considerados los sucesores de los apóstoles y continúan su misión de enseñar, santificar y dirigir a la Iglesia. El primado del Obispo de Roma, el Papa, se deriva del ministerio de Pedro, a quien Jesús confió la misión de pastorear a su rebaño. Los católicos creen en la infalibilidad papal cuando el Papa, como pastor y maestro supremo, define solemnemente doctrinas de fe o moral.
Diferencias entre ser católico apostólico romano y cristiano

Ser Cristiano es un término más amplio que engloba a todos aquellos que creen en Jesucristo. El cristianismo, surgido en el siglo I después de Cristo (d.C), se basa en la creencia en la Santísima Trinidad:
- Padre,
- Hijo,
- Espíritu Santo.
También se cree que a través de Jesús se puede alcanzar la vida eterna. A lo largo de la historia, el cristianismo ha experimentado diversas divisiones, dando lugar a diferentes Iglesias y formas de profesar la fe.
La principal diferencia entre ser Católico Apostólico Romano y ser Cristiano radica en la autoridad y la doctrina. Los católicos reconocen al Papa como la máxima autoridad eclesiástica y aceptan el magisterio de la Iglesia Católica, que incluye las Sagradas Escrituras, la Tradición Apostólica y las enseñanzas de los concilios ecuménicos y del Papa. Los católicos también creen en doctrinas y prácticas específicas como los siete sacramentos: bautismo, confirmación, eucaristía, penitencia, unción de los enfermos, orden sacerdotal y matrimonio. Otras de las creencias que conforman la Iglesia Católica son: la presencia real de Cristo en la Eucaristía, la mediación de la Virgen María y los santos y el dogma de la Inmaculada Concepción y la Asunción de María.

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Otras ramas del cristianismo, como el protestantismo y la ortodoxia, si bien comparten creencias fundamentales con el catolicismo, difieren en su concepción de la autoridad eclesiástica, el número y la naturaleza de los sacramentos y otras doctrinas.