El chupete es uno de los elementos más comunes en la crianza de bebés. Su función principal es calmar a través de la succión, un reflejo natural en los recién nacidos. Pero lo que pocos saben es que este invento tiene más de un siglo de historia y que, antes de su invención oficial, se utilizaban otras soluciones bastante particulares para lograr el mismo efecto.
Tres datos clave sobre el chupete
- Fue patentado en 1901 por Christian W. Meinecke, en Estados Unidos.
- Antes del chupete, se usaban objetos como pañuelos mojados en miel o trozos de cuero.
- Hoy se fabrican con silicona médica, son hipoalergénicos y hay modelos para cada etapa del crecimiento.
El primer chupete de la historia
Aunque ya desde la Antigüedad existían objetos rudimentarios para calmar a los bebés —como pañuelos embebidos en miel o trozos de cuero—, el primer chupete tal como lo conocemos fue patentado en 1901 por Christian W. Meinecke, un farmacéutico de Nueva York. Lo llamó Baby Comforter, que significa “consolador del bebé”.

Este primer modelo consistía en una tetina de goma unida a un escudo redondo de metal que evitaba que el bebé se tragara el objeto. Además, tenía unas asas en la parte trasera para que pudiera sostenerse con facilidad. El diseño pronto se popularizó en Estados Unidos y, luego, en Europa.
¿De qué estaban hechos los primeros chupetes?
En sus comienzos, los chupetes se fabricaban con materiales duros y poco higiénicos, como marfil, plata o incluso estaño. Más adelante, se comenzaron a usar versiones de goma natural, más flexibles y seguras. Hoy en día, la mayoría se fabrica con silicona médica o látex, materiales aptos para el contacto con la boca de los bebés.
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Además, el diseño fue cambiando con los años: se hicieron ergonómicos, con forma anatómica, ventilación en el escudo y hasta con sistemas anticólicos.
El chupete hoy
Aunque no está libre de controversias, el chupete sigue siendo uno de los objetos más usados en la primera infancia. Muchos pediatras recomiendan su uso moderado, ya que puede ayudar a calmar a los bebés, reducir el riesgo de muerte súbita y facilitar el sueño.
Como curiosidad, hay versiones especiales para recién nacidos, otras para niños de más de 6 meses e incluso modelos ortodónticos, que respetan la forma del paladar.