En 1831 Charles Darwin y Fitz Roy partieron de Inglaterra a bordo de un barco llamado Beagle con destino a América del Sur.
Un día, cansados de viajar, estaban a punto de decidir la vuelta. Pero justo en ese instante entró en erupción el volcán Osorno, en los Andes chilenos. Entonces el científico, maravillado por lo que estaba viendo, quiso continuar con la aventura. Y continuaron su periplo un año más hasta Galápagos, las islas ecuatorianas.
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Para entonces Darwin había recogido infinidad de plantas, flores, insectos, y observado hasta el detalle a cientos de animales de los que antes no tenía noticias. También había conocido hombres muy diferentes a los europeos, como los indígenas fueguinos, los de la Pampa, los de la Patagonia. Tiempo después dio a conocer sus conclusiones en un libro, que resultó muy exitoso.
Uno de los animales que más inspiraron a Darwin para formular su teoría sobre las especies es la mariposa monarca. Este insecto sufre una metamorfosis completa, pasando de un estado larval, donde ni siquiera se mueve, a otro adulto en el que le crecen alas y vuela. Este cambio le permite escapar del frío y migrar a otras regiones con climas más benignos. Es uno de los casos más evidentes de adaptación de un organismo vivo a los cambios de ambiente.
El origen de las especies
Así se llama el libro donde el inglés apuntó sus conclusiones luego del agotador viaje en el Beagle. ¿Qué dijo? Que todos los seres vivos tienen una ascendencia común, y que las diferentes variedades y especies que se observan en la naturaleza son el resultado de la acción de la selección natural en el tiempo. Dicho esto, se hizo famoso, pero siguió investigando y publicando. Y llegando a nuevas conclusiones. En 1871 publicó otro gran libro, El origen del hombre.
El origen del hombre
El ser humano es el producto de una lenta evolución, que demoró millones de años y pasó por diferentes etapas hasta llegar a la actualidad. Eso es lo que dijo, en síntesis, Darwin en El origen del hombre. Nunca afirmó que el hombre desciende del mono, sino que ambos tienen un antepasado común. Pero, como pasa siempre cuando todo el mundo se pone a opinar sin saber, aquel malentendido fue lo que más se difundió. Y entonces Darwin fue ridiculizado en muchas partes, y se hicieron caricaturas con su imagen como si fuera un mono. Todavía hoy algunos rechazan sus afirmaciones, porque las consideran incompatibles con el relato de la Creación narrado en la Biblia.