De todos los deportes extremos que existen, uno de los más riesgosos, que aún está relacionado con un alto índice de accidentes, lleva el nombre de wingsuiting flying y se practica en múltiples países del mundo.
Como se aprecia en la imagen principal de esta nota, la disciplina comienza con un salto base e incluye un recorrido aéreo, a toda velocidad, que el deportista puede controlar gracias al diseño de su traje. Luego, en un momento determinado, despliega un paracaídas para amortiguar su caída.
Pero, debido a los imprevistos que pueden aparecer durante el trayecto, muchas personas pierden el control y no sobreviven al salto. Expertos aseguran que, al día de hoy, la probabilidad de fatalidad es de 1/60 saltos de wingsuiting flying.
¿Quién fue la primera persona en intentar practicar wingsuiting flying?
La historia de este deporte podría haber iniciado hace más de 100 años, cuando el sastre austriaco de 30 años Franz Reichelt diseñó su propio traje e intentó realizar un vuelo controlado con el mismo.
Su prueba se concretó el 4 de febrero de 1912 y fue desde lo más alto de la Torre Eiffel de París, Francia. En simples palabras, Reichelt solicitó permiso para acceder a la construcción y probar su diseño con un maniquí. Pero, cuando llegó a la cima, él se colocó su invento y saltó.
Lamentablemente, debido a la escasa tecnología del traje, éste no tuvo el rendimiento esperado y su creador perdió el control en plena travesía. Falleció al instante, luego de impactar contra el suelo.
Luego de este episodio, nadie volvió a intentar una hazaña similar hasta la década de 1930, cuando expertos en paracaidismo se adentraron en el estudio de saltos similares, que permitan un desplazamiento horizontal y más veloz.
Y, si bien aparecieron prendas más modernas que la utilizada por Reichelt, la seguridad de las mismas todavía era muy baja. Prueba de lo mencionado es este dato: de los 75 profesionales que practicaron wingsuiting flying entre 1912 y 1961, 72 fallecieron durante un recorrido aéreo de estas características.
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¿Por qué el deporte adquirió mayor popularidad a partir de 1990?
El wingsuiting flying se transformó en un deporte famoso a partir de la década de 1990, cuando el paracaidista francés Patrick de Gayardon presentó un traje aéreo de membranas, con el cual se podía realizar un vuelo mucho más seguro.
De todas formas, este primer prototipo, que sentó las bases para el diseño de los trajes actuales, también tenía sus defectos. Es por eso que Gayardon, su creador, falleció durante una de sus pruebas, el 13 de abril de 1998.
Durante las décadas siguientes, la seguridad fue una prioridad a garantizar en este deporte extremo. Es por eso que expertos, oriundos de diferentes lugares del mundo, trabajan a diario para crear trajes cada vez más seguros, con membranas modernas y duraderas.
¿Qué récords de wingsuiting flying se mantienen vigentes?
Si bien hacer un simple vuelo de wingsuiting flying ya es muy riesgoso, porque la persona, a una velocidad de 250 km/h, puede encontrarse y chocar con árboles, montañas o el propio suelo, aún más peligroso es intentar conseguir un récord mundial con esta disciplina.
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Pero, gracias al talento de algunos valientes, este deporte también tiene algunas marcas sorprendentes, que aún siguen vigentes, como las siguientes:
- El salto más largo, que fue de 7,5 kilómetros y lo consiguió el estadounidense Dean Potter, el 2 de noviembre de 2011.
- El salto más duradero, que tuvo lugar en 2012. En este caso, el colombiano Jhonathan Florez se mantuvo en el aire durante 9 minutos y 6 segundos.
- El salto más alto, que lo realizó en 2016 el ruso Valery Rozov, desde una altitud de 7.700 metros sobre el nivel del mar.
- El salto más veloz. Un récord que está en manos del británico Fraser Corsan, que en 2017 viajó a 396,86 km/h.