La bandera de la República Argentina, conocida popularmente como “la albiceleste” es uno de los símbolos nacionales. Fue creada por Manuel Belgrano, quien la diseñó con los colores de la escarapela: celeste y blanco.
Después de la jura de las tropas frente a la nueva bandera, Belgrano envió una carta a Buenos Aires para comunicarle al Triunvirato el hecho. El gobierno había aprobado el uso de la escarapela, pero no ocurrió lo mismo con la enseña.
A instancias de Bernardino Rivadavia, el triunvirato le ordenó deshacerse de la nueva enseña, ya que temía que una derrota ante los realistas, obligara a declarar nuevamente la soberanía española.
Sin embargo, cuando la orden partió desde Buenos Aires, Belgrano ya había partido a hacerse cargo del Ejército del Norte. Por lo tanto, la noticia del rechazo del gobierno a su creación le llegaría recién en Jujuy, varios meses más tarde.
La bandera en Jujuy
El 25 de mayo de 1812, en San Salvador de Jujuy donde se había puesto al mando del Ejército del Norte, Belgrano volvió a enarbolar la bandera. Claro, todavía no tenía conocimiento que el Triunvirato se lo había prohibido. En ocasión del aniversario de la Revolución, la hizo colocar en los balcones del Ayuntamiento, reemplazando al pabellón realista. Luego hizo celebrar una misa en la Catedral de Jujuy y en la ceremonia religiosa, el sacerdote Juan Ignacio Gorriti bendijo la bandera argentina por primera vez.
Pero el 27 de junio, le llegó una orden del Triunvirato para que ocultara la bandera. Enojado, Belgrano contestó: “La desharé para que no haya ni memoria de ella. Si acaso me preguntan responderé que se reserva para el día de una gran victoria y como está muy lejos, todos la habrán olvidado”. Por suerte, se equivocó.