Hace unos días un cóctel de sentimientos nos invadió a los aficionados a los deportes: tristeza, agrado y admiración.
La tristeza por la despedida del tenista más elegante (probablemente) que ha pisado una pista, ganador de 20 “grandes” y protagonista de alguno de los mejores partidos de tenis de la historia, Roger Federer.
Después vino el agrado, con el nuevo récord de Leo Messi, uno más, que le permitió alcanzar las cien victorias con su selección.
Y la admmiración surgió con el fantástico récord de Eliud Kipchoge, el mejor maratoniano de la historia, que por momentos nos hizo soñar en Berlín con ser el primer ser humano en bajar de las 2 horas en maratón.
Tesón, calidad, disciplina y longevidad son algunas de las cualidades que unen a estos míticos deportistas. Sumadas todas, les da un toque sobrehumano. Pero existe otro factor que impulsa sus logros. Sus superpoderes están perfectamente ensamblados en el interior de sus zapatillas o el tejido de la raqueta. Es un ingrediente tecnológico invisible al ojo humano, escala nano.
Bajo el influjo de la nanotecnología
Desde raquetas a trajes de baño, pasando por prendas de ropa para futbolistas o calzado técnico, bicicletas, pelotas y palos de golf, esquís o cañas de pescar… Todo equipamiento deportivo de élite está hoy bajo el influjo de la tecnología en la nanoescala.
La nanotecnología permite récords deportivos que se habían considerado imbatibles para un humano.
Federer usaba una raqueta Wilson con nanopartículas de sílice. Estas raquetas poseen más fuerza, resistencia y elasticidad que las que no utilizan nanotecnología, pero no es solo “un poco más”: consiguen un 50 % más de potencia de golpe.
El campeón serbio Novak Djokovic utiliza una raqueta HEAD fabricada con grafeno. El grafeno es un nanomaterial compuesto únicamente de carbono con unas propiedades tan deslumbrantes que algunos lo conocen como “el material de Dios”.
En el fútbol, hasta el balón tiene secretos
Todo en Lionel Messi, como en cualquier futbolista de élite, está estudiado al nanomilímetro. Utilizan canilleras poliméricas nanoestruturadas, más ligeras y con mayor resistencia contra una patada en la canilla. Los materiales de nanoarcilla también se utilizan en los revestimientos de las pelotas de fútbol como materiales de barrera que retienen la presión en el balón durante más tiempo.
Messi ha pateado pelotas nanotecnológicas con las que ha obtenido ventajas para alguno de sus cerca de 800 goles marcados durante su carrera.
Las zapatillas “resorte” de Kipchoghe
El keniata Eliud Kipchoge ha usado en algunos de sus retos las zapatillas Nike Alphafly y Nike Vaporfly Next, el calzado en el límite del dopaje tecnológico.
Nike es pionera en el uso de nanotecnología en calzado técnico, como es el caso de las Mercurial Superfly 360, que se ajustan tanto al tobillo de los futbolistas que se convierten en una auténtica segunda piel. Las deportivas en la élite del maratón utilizan espumas y placas de fibra de carbono que literalmente “catapultan” al atleta y cuyo uso está cuestionado, en el límite del dopaje tecnológico.
Las disciplinas de estos tres icónicos deportistas no son las únicas que se han beneficiado de las bondades de la nanotecnología.
Por ejemplo, otro multicampeón, Michael Phelps, batió uno de sus múltiples récords, el de 100 metros mariposa en el Mundial de Roma. Fue uno de los 42 récords que se batió en ese mundial, que se unían a los cerca de 200 que se batieron entre el 2008 y el 2010 en el tartán gracias a los trajes de baño de cuerpo entero de poliuretano y neopreno con un diseño nanotecnológico que permitía repeler el agua y aumentar la flotación del nadador.
En 2010, la Federación Internacional de Natación (FINA) tomó cartas en el asunto y prohibió usar estos trajes de baño de cuerpo entero.
Nanotecnología en la Fórmula 1
La Fórmula 1 está bajo lupa, por el uso de fibras de carbono fabricadas a partir del precursor de poliacrilonitrilo (PAN) prohibidas expresamente por la FIA.
Lewis Hamilton ha usado en el sistema McLarens KERS baterías de iones de litio de nanofosfato. Su excelente combinación de peso y capacidad de carga/descarga o nanopartículas como CuO, ZnO y ZrO₂ en los lubricantes reducen la fricción y el desgaste. En la Fórmula 1 también se emplean sistemas de frenado mejorados con nanofibras de carbono o pinturas y recubrimientos nanoestructurados para la reducción de la resistencia aerodinámica y la gestión térmica.
Bicicletas por debajo de los 1 000 gramos
Una de las disciplinas que más se ha servido del avance nanotecnológico ha sido el ciclismo. Así, por ejemplo, el ganador del Tour Cadel Evans usaba bicicletas BMC SLC01 Pro Machine fabricadas por la empresa suiza bicycle manufacturing Co. (BMC).
El cuadro principal de estas bicicletas estaba fabricado con nanotubos de carbono (CNT), uno de los nanomateriales más usados debido a la mejora de propiedades mecánicas que aporta. Los CNT tienen cien veces más fuerza que el acero y son cinco veces más ligeros, lo que permite minimizar el peso de la bicicleta, dejándolo por debajo de los 1 000 g.
En el interior del golf
El último campeón del que hablaremos es Tiger Woods. En el golf de élite está extendido el uso de nanometales que recubren la estructura cristalina del interior del palo. En este caso, consiguen mayor precisión en el golpe y dureza, rigidez y menos peso. Las pelotas de la empresa NanoDynamics gracias a la nanotecnología reducen drásticamente sus giros y movimientos, permitiendo que se puedan dirigir mejor.
La industria del deporte no escapa a la revolución nanotecnológica y los futuros héroes deportivos que sucederán a los Messi, Federer o Kipchoge del presente serán aún más superhumanos. Los récords han dejado de ser imbatibles.
(c) The Conversation / Jordi Diaz Marcos (Universitat de Barcelona) / imagen: Wikimedia Commons