Un 23 de septiembre de 1947 se promulgaba la ley 13.010 de sufragio femenino. Este habilitaba a las mujeres argentinas a acceder al derecho al voto, fecha por la que se estableció el Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer.
Aunque ahora parezca extraño, las mujeres tenían vedadas las posibilidades de votar y de ser elegidas para desempeñar cargos públicos. La sanción de esta ley implicó un reconocimiento a sus derechos civiles y un paso más para alcanzar la igualdad. La gran impulsora de esta ley fue Eva Duarte.
Hasta ese día regía la conocida Ley Sáenz Peña que, si bien constituyó un gran avance para terminar con el fraude electoral de aquel entonces, proponía una visión patriarcal del voto, en consonancia con el clima de época. Los únicos habilitados para votar eran los varones, mayores de 18 años nacidos en Argentina.
El camino hacia la sanción de la medida no estuvo exento de escollos. Muchas mujeres, activistas, artistas y miembros de organizaciones sociales reclamaban el derecho al voto de las mujeres a través de distintos medios: cartas a legisladores, participación en cortos audiovisuales, afiches pegados a lo largo de la ciudad, etc. Además, el debate sobre el voto femenino implicaba acaloradas discusiones al interior de los partidos políticos y de las asociaciones de mujeres.
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La Cámara Senadores aprobó el proyecto de ley el 21 de agosto de 1946 y recién el 9 de septiembre del año siguiente la Cámara de Diputados hizo lo mismo. Días más tarde, el 23 de septiembre de 1947, se promulgó la Ley 13.010. Ese día, una multitud celebró la promulgación en Plaza de Mayo y Eva Perón regaló uno de sus discursos más recordados: “Recibo en este instante de manos del Gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo, ante vosotras, con la certeza que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria”.
A partir de la sanción del voto femenino, las mujeres pudieron empadronarse y obtener la Libreta Cívica, documento que daba cuenta de su condición de ciudadanas de la república. Hasta ese momento, la única documentación con la que contaban era la partida de nacimiento. Mientras, los varones tenían su Libreta de Enrolamiento que utilizaba los registros militares de enrolamiento en el servicio militar obligatorio. Como consecuencia, un año después de sancionada la ley, se creó el Registro Nacional de las Personas.
Las primeras elecciones en que las mujeres votaron fueron las de 1951, por las cuales fue reelecto Domingo Perón como presidente del país. Estas elecciones también son recordadas por la rechazo de Evita a aceptar la candidatura a la vicepresidencia.
Las pioneras del voto femenino
Dentro de las figuras más destacadas en la lucha por el voto femenino se encontraban Julieta Lanteri, Carolina Muzzilli, Alfonsina Storni y Salvadora Medina Onrubia.
La médica Julieta Lantieri fue la primera mujer incorporada al padrón electoral en América Latina. Exigió empadronarse porque cumplía con los requisitos, convirtiéndose en la primera mujer en la historia argentina en poder votar. Fue la quinta mujer recibida de la carrera de medicina en el país; fundó, junto a Cecilia Grierson, la Asociación de Mujeres Argentinas, en 1904; impulsó la realización de varios congresos, entre otras cosas.
Alfonsina Storni, la reconocida escritora, periodista y dramaturga, se convirtió en una de las voces más fuertes a favor de los derechos de las mujeres.
La periodista y dramaturga Salvadora Medina Onrubia fue una de las primeras mujeres en el país en dar un discurso en un acto político multitudinario en 1914. Casada con Natalio Botana, luego de su muerte se hizo cargo del diario Crítica, convirtiéndose en la primera mujer argentina en dirigir un medio de comunicación.
Carolina Muzzilli fue obrera textil, militante socialista y periodista feminista. Participó en conferencias y congresos cuyas investigaciones académicas fueron reconocidos internacionalmente, recorrió las fábricas para conocer la situación laboral de las obreras, fundó y dirigió el diario Tribuna Femenina, publicó tres libros y tuvo una destacada actuación en el Primer Congreso Feminista de 1910.