La Antártida, el continente más astral del planeta, se está viendo afectado por el cambio climático: la flora autóctona del lugar está creciendo a mayor velocidad que antes.

Hay dos especies de plantas que se incrementan en la zona: la Colobanthus quitensis y la Deschampsia antarctica, un tipo de hierba. La primera ha quintuplicado la tasa de crecimiento, mientras que la segunda se encontró en zonas donde antes no crecía y la velocidad de desarrollo aumentó 10 veces en comparación con el último período estudiado.

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La aceleración en el aumento de las flores autóctonas de la Antártida es otro llamado de atención ante el cambio climático, ya que es una nueva señal de las modificaciones que se experimentan en el ecosistema, estrechamente relacionado al aumento de temperaturas, siendo el primer cambio detectado en el sur de la Antártida. Este tipo de fenómenos ya se había registrado en el norte.

El estudio de la flora de la Antártida

El paisaje de la Antártida es duro: sus bajas temperaturas no permiten que haya muchas plantas; de hecho solo dos especies pueden florecer en el lugar y no hay muchos ejemplares.

El estudio analizó la propagación de aquellas plantas que desarrollaron mecanismos adaptativos para vivir en condiciones tan adversas: pueden hacer la fotosíntesis a temperaturas bajo cero, cubiertas de nieve y reiniciar su crecimiento al final del invierno antártico.

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El estudio se realizó en la isla Signy, que experimentó una suba de 1ºC en su temperatura promedio. Allí, compararon la tasa de crecimiento durante un período de nueve años, desde el 2009 al 2018. Luego, midieron los resultados con otra investigación llevada adelante a principios de la década de 1960.

Finalmente, comprobaron que las plantas autóctonas se están desarrollando más rápido en los últimos 10 años que en los 50 años anteriores.