Crianza 2.0: ¿Cómo es la relación entre las infancias y las pantallas? - Billiken
 

Crianza 2.0: ¿Cómo es la relación entre las infancias y las pantallas?

Crianza 2.0 - Lucía Fainboim - ¿Cómo es la relación entre las infancias y las pantallas?
Crianza 2.0 es una serie de entrevistas de Billiken que, a través de la voz de profesionales, busca echar luz sobre algunos de los temas que más preocupan a familias y docentes. En esta ocasión, hablamos con Lucía Fainboim, licenciada en Ciencias dela Comunicación e investigadora del cruce entre cultura, educación y tecnología con el objetivo de impulsar un uso más saludable de las plataformas digitales. Actualmente, es directora de Bienestar Digital, una consultora desde donde implementa proyectos para fomentar los derechos de las personas en internet.

Lucía Fainboim trabaja hace 15 años con temas vinculados a los derechos de los chicos y las chicas en internet. Desde su consultora Bienestar Digital, afirma que los más jóvenes tienen derecho a estar en estas plataformas, pero que hay que pensar cómo cuidarlos para que esa experiencia sea saludable y enriquecedora. En este episodio de Crianza 2.0, hablamos con ella sobre la relación entre las infancias y las pantallas, el impacto que tiene su uso excesivo, qué tipo de consumos existen, el contenido inapropiado que circula y qué pueden hacer las familias y la escuela para evitar los riesgos que pueden presentarse.

"Cuando pensamos el impacto excesivo y prematuro de pantallas en la salud mental de los chicos y las chicas, hay que partir de una primera definición: diferenciar qué tipo de pantallas son las que nos preocupan. Hay un montón de plataformas diseñadas de forma saludable. Las que últimamente nos alertan son aquellas que pensadas para aumentar el tiempo de permanencia, con un diseño basado en recomendaciones algorítmicas. Generan liberación de dopamina, proponen recompensas inmediatas, aleatorias" —explica Fainboim, y continua— "Desde temprana edad los chicos se exponen a este tipo de plataformas y vemos un aumento de la ansiedad, una disminución de la capacidad de frustración, una merma en el uso de juguetes, en el juego simbólico, una merma en la imaginación, en la creatividad y en el lenguaje. Los chicos no tienen un autocontrol y tampoco una limitación externa de parte de los adultos que están criando".

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Faimboin señala que existe una competencia desleal entre los juguetes tradicionales y las pantallas, ya que cuando un chico sabe que tiene a disposición una plataforma que le va a dar una recompensa inmediata muy alta, que está siempre disponible, es un gran esfuerzo elegir jugar con juguetes. "Con el tiempo, los chicos van pidiendo pasar más tiempo con las pantallas porque su cuerpo lo necesita. Está a la espera de estas recompensas que generan una liberación de dopamina exagerada, que cualquier otra experiencia no les genera", explica la especialista y señala que una delas consecuencias es que prefieren más pasar tiempo interactuando con las pantallas que "hacer el esfuerzo de jugar con amigos".

La interacción con pares es importante

Es importante que los chicos y chicas sigan jugando con juguetes, pero Fainboim destaca que hay plataformas que proponen juegos con padres y que son "experiencias súper enriquecedoras" y que hay que tener cuidado con aquellas que están diseñadas estratégicamente para que la persona no quiera dejar de usarlas. "Yo puedo estar jugando con otro, pero lo que me va a ganar es la necesidad de que aparezca esa recompensa, me voy a poner tensa, nerviosa. A veces puedo ser violenta con otra persona porque lo que más me importa es que aparezca esta recompensa. Es la misma lógica que la máquina tragamonedas del casino", explica.

Agrega que "hay chicos que juegan online a juegos educativos diseñados por emprendedores y está buenísimo. Se puede armar algo superlindo en red. El problema es que en los juegos industriales, lo que prima es esta lógica muy voraz. Entonces, en edades donde necesitamos como especie, en tanto personas, aprender a vincularnos con otros, es necesaria la presencia del cuerpo físico, la mirada, el olor, los gestos, el lenguaje, el observar cómo el otro reacciona a lo que yo estoy diciendo. Eso es un aprendizaje cultural, social. Si en edades donde los chicos tienen que aprender esto, aparecen en exceso estas plataformas que decimos que están diseñadas para aumentar el tiempo de permanencia, aparece una dificultad también en aprender a lidiar en la convivencia con otros".

¿Qué son la identidad y la huella digital?

La identidad digital tiene que ver con quién es una persona en internet. Qué aparece de alguien en una búsqueda de Google. "Hoy, quien soy tiene mucho que ver con lo digital y tiene que ver con lo presencial. Es un debate que es necesario trabajar con los chicos porque tiene que ver también con su reputación", dice la especialista.

A veces no se tiene total registro de que lo que se sube a internet queda para siempre y que puede dañar la propia imagen o la de un tercero, su reputación, que puede construir una identidad y "a edades muy tempranas, donde ese debate queda muy lejos. No se tiene en cuenta que es algo que puede ver un futuro jefe o la gente que se conozca de grande. Estamos ante primeras generaciones que desde muy corta edad alimentan esa identidad digital sin la reflexión adecuada", detalla Fainboim.

La huella digital tiene que ver con la información que se deja en las plataformas a partir de las búsquedas, recorridos, las cookies, que constituye lo que luego las plataformas conocen sobre cada uno de los usuarios.

Discutamos la idea de que los chicos son nativos digitales

La idea de nativo digital es un concepto que se acuñó hace cerca de 20 años y se viene discutiendo hace bastante. Se creía que los chicos que nacen en un entorno digital lo tienen naturalizado y por eso tienen un montón de habilidades. Esta idea plantea que los más jóvenes tienen un montón de capacidades innatas: que saben usar estas plataformas sin miedo a equivocarse. "En esta metáfora en la que hay nativos e inmigrantes, hay un mundo que es el digital. Los adultos son los inmigrantes que vienen de un mundo analógico. Deben acostumbrarse a lo digital y les cuesta, y existe la idea de que siempre se les nota el tono distinto", ejemplifica la directora de Bienestar Digital.

"Lo interesante es pensar todo el daño que nos generó esta idea porque considera a los chicos nativos digitales, y fue corriendo a los adultos de su lugar de acompañante de los chicos y las chicas. Da la sensación de que no tienen nada para aportar porque los más jóvenes ya saben hacer de todo. Hay que entender que los chicos nacieron en un entorno digital, pero eso no asegura habilidades".

Además, explica que que pasen mucho tiempo con pantallas no significa que tengan habilidades instrumentales porque "hay chicos de 15 años que nos saben mandar un mail. Pueden saber subir un reel, pero para hacer usos instrumentales y reflexivos más poderosos necesitan motivación y espacios acordes y de debate. La invitación siempre es a valorar el rol adulto como mediador, como guía".

¿Qué tipo de consumos online tienen los más jóvenes?

"Empezamos a preguntarnos por el tipo de consumo que están teniendo los chicos de juegos online, de redes sociales y de apuestas online. Las empresas que están detrás están estudiando mucho a partir de las neurociencias, ciertas vulnerabilidades que tenemos, puntos débiles. Diseñan estrategias para que estemos mucho tiempo ahí. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció hace bastantes años la posibilidad de un consumo problemático de videojuegos" señala, y explica que hay que analizar el costo y oportunidad: qué están perdiendo los chicos y las chicas cuando pasan tanto tiempo ahí; qué experiencias no están viviendo que son necesarias para su salud mental y su desarrollo. "Estamos luchando contra molinos de viento. Se necesita mucho esfuerzo para que no estén consumiendo de más estas plataformas".

El uso de pantallas: ayer y hoy

Generaciones anteriores también estuvieron expuestas a pantallas como la televisión y la computadora, entonces podría pensarse que no es algo nuevo, que la tecnología atraviesa hace mucho la vida de las personas. Sobre el tema, Fainboim dice que se trata de una evolución que se viene gestando hace mucho tiempo, pero que el gran cambio tiene que ver con la hipersegmentación y la personalización, cristalizada en el smartphone, ya que antes, una familia consumía un mismo videojuego o programa de tele y era algo compartido físicamente. "El smartphone lo que hace es personalizar la experiencia. Si vos abrís una red social y yo abro la misma, el algoritmo de esa misma plataforma nos van a mostrar cosas distintas a cada uno".

¿Qué rol cumplen las familias en la vinculación de los chicos con las pantallas ?

"Cuando pensamos en el inicio de los chicos en las pantallas, se recomienda que los menores de 6 años no tengan acceso a ellas. Vuelvo a destacar que es importante pensar de qué tipo de pantallas estamos hablando. No es lo mismo ver una película, que que estén usando un celular a demanda".

La experta recomienda retrasar lo más posible la entrega de dispositivos individuales, en lo posible, esperar hasta después de la pubertad para la apertura de redes sociales y acompañarlo con mucha conversación y enseñar con el ejemplo.

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"Para pensar una buena relación con las pantallas, creo que primero hay que corrernos de un gran error que solemos tener, que es suponer la autorregulación. Las mayores tensiones en las casas se generan cuando suponemos que los chicos, a edades muy tempranas, van a poder autorregular el uso de pantallas, cuando en general no están dadas las habilidades. Es como dejarlo solo con una bolsa de golosinas y esperar que no se las quiera comer todas", destaca.

Crianza 2.0 - Lucía Fainboim - ¿Cómo es la relación entre las infancias y las pantallas?

Los límite de la familia lo tiene que establecer las personas adultas: "tiene que haber reglas claras donde no deleguemos en ellos, sin miedo que a que se enojen. No nos van a dejar de querer porque le pongamos un límite, al contrario, el límite es amor y cuando los ponemos aparecen después el juego, la conversación, la creatividad, las ideas, y eso siempre es bienvenido".

Otra de las cosas que llaman la atención de la especialista es la posibilidad de que los chicos accedan a contenido que no está pensado para su edad. El caso más extremo es la pornografía, pero hay un montón de contenido que no está pensado para su edad. "Funciona como si fuese un spoileo a su desarrollo, están viendo cosas que no tienen la estructura psíquica para afrontarlas, para entenderla. A un click de distancia puede estar un contenido que realmente sea violento, inadecuado. Hay que evitar la navegación solitaria y el uso de los dispositivos individuales con acceso a internet".

El uso de pantallas en la escuela

La prohibición del uso de los celulares es un tema que genera controversias. Fainboim cree que hay que evitar medidas generales y siempre pensarlo de manera contextual, situada y separarlo por niveles. "En el nivel primario estoy a favor de la prohibición porque no hay que naturalizar que los chicos puedan tener el celular durante la infancia".

En cuando al nivel secundario cree que no es lo mismo una escuela donde sabemos que los chicos tienen dispositivos para aprender computación, robótica, investigar y pensar, a una que no los tiene. Si la escuela provee esos dispositivos, no tiene mucho sentido que haya celulares. Si la institución no tiene esa tecnología a disposición, igual tiene que cumplir un rol de alfabetización digital y la presencia de celulares es útil, pero hay que poner reglas muy claras para su uso. También hay que tener en cuenta, a la hora de tomar medidas con respecto al uso de dispositivos, qué tanto acceso tienen a ellos fuera de la escuela.

"Los chicos tienen derecho a usar internet y a saber cómo usarlo y si la escuela no alfabeliza y no invita a la reflexión, ¿quién lo va a hacer? No lo van a hacer las propias plataformas. Hay que evitar las recomendaciones generales. Cada escuela debería hacer un diagnóstico de su comunidad, sus necesidades y poner sus propias reglas, que se pueden ir modificando".

Fainboim dice que la tecnología es una herramienta para el aprendizaje y que hay que elegir qué tipo de plataformas se van a utilizar y qué se va a hacer con aquellas que preocupan: "desde la escuela, creo que la gran invitación es incluir tecnología con sentido, que tenga un propósito educativo, pedagógico, que fomente la mirada crítica, las propuestas creativas, donde los chicos no sean meros espectadores de lo que hacen otros en internet, sino que puedan crear, producir, cambiar algunas lógicas".

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Producción: Lucía Jauzat y Euhen Matarozzo.

Filmmakers: Rocío Bustos y Martina Cretella.

Edición: Rocío Bustos, Martina Cretella y Candela Petech.

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