En el 2001, investigadores y arqueólogos encontraron, en un cementerio iraní, un frasco de piedra. En su interior había lo que luego se determinó que era un lápiz labial de 5.000 años de antigüedad.
Recientemente, pudo analizarse el contenido del recipiente: un polvo homogéneo, de color gris oscuro que tendía al violeta, distinto a otros que habían encontrado en la misma zona. Los resultados reflejaron que contenía hematita, un mineral cuyo nombre significa piedra de sangre, debido al vibrante color rojo cuando se pulveriza.
Se cree que la pintura de labios adoptaba ese color y que, combinado con otros elementos como aceites vegetales y ceras, daba como resultado un producto parecido a lo que hoy se conoce como lápiz labial.
El envase que contenía la sustancia, apareció en un cementerio del tercer milenio antes de Cristo, ubicado en Kermán, una provincia iraní cerca del río Halil, luego de una inundación.
El objeto, que data de la Edad de Bronce, se vinculó con la civilización marhasi, habitantes de la Mesopotamia en aquel momento.
Los investigadores piensan que el labial se aplicaba con un pincel, a diferencia de la mayoría de los que se utilizan hoy en día y señalan que, seguramente, poseerlo era un símbolo de estatus.
Un lápiz labial hoy
Un lápiz labial es un producto cosmético que contiene pigmentos, aceites, ceras y emolientes. Se utiliza para dar color y textura a los labios.
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Originalmente, además de aceites vegetales y minerales, se utilizaban insectos como escarabajos y hormigas. Hoy es un producto de belleza, no nocivo para la salud. Cada vez más marcas buscan que sus cosméticos sean amigables con la conservación del medioambiente y libres de maltrato animal.
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El maquillaje ha participado de algunas revoluciones sociales: cuenta la leyenda que durante las protestas en Estados Unidos, que reivindicaban el derecho de las mujeres para poder ejercer su voto en 1912, Elizabeth Arden repartió en las calles de Nueva York pintalabios rojos como símbolo de rebeldía.
