En medicina, se denomina bostezo a la acción de abrir involuntariamente la boca y realizar una inhalación profunda y prolongada de aire. Existen distintas teorías científicas sobre su funcionalidad, sin embargo, una de ellas destaca por encima del resto: la que habla de oxigenación.
Algunos especialistas aseguran que este recambio de aire permite que se retome la concentración. Por el contrario, varios dichos populares dicen que el bostezo está relacionado con el sueño y el aburrimiento, aunque esto último no esté científicamente comprobado.
Algo característico del bostezo es que no se da sólo en humanos, sino que también se replica en otras especies como los perros y los monos. Además, es contagioso: quien observa a alguien cuando está bostezando, en el transcurso de unos segundos, también lo hará. Este proceso es conocido como ecofenómeno porque "refiere a la imitación automática de las palabras y las acciones de otra persona". La particularidad es que tanto el bostezo como su contagio no se pueden evitar.
Con el tiempo, también surgió una teoría que habla del contagio del bostezo como un comportamiento ligado a los sentimientos. Luego de recopilar datos conductuales de más de cien adultos de distintas partes del mundo, el investigador Iván Norsica sostuvo que el bostezo es un mecanismo para "compartir emociones".