El sistema nervioso autónomo controla las funciones involuntarias de las vísceras, tales como la frecuencia cardíaca, la digestión, la frecuencia respiratoria, la salivación, la sudoración, la dilatación de las pupilas y la micción. En esta nota, Billiken te cuenta cómo funciona este sistema del cuerpo humano y te acerca una infografía descargable.
El sistema nervioso autónomo del cuerpo humano controla las funciones involuntarias de las vísceras, tales como la frecuencia cardíaca, la digestión, la frecuencia respiratoria, la salivación, la sudoración, la dilatación de las pupilas y la micción. Se divide en tres subsistemas: el sistema nervioso simpático, el sistema nervioso parasimpático y el sistema nervioso entérico. El sistema nervioso autónomo cumple un rol fundamental en el mantenimiento de la homeostasis o estabilidad fisiológica.
El sistema nervioso autónomo transmite impulsos nerviosos y estimula a los aparatos y sistemas orgánicos periféricos. La mayoría de las acciones que controla son involuntarias, aunque algunas, como la respiración, actúan junto con acciones conscientes.
El sistema nervioso autónomo, a diferencia del sistema nervioso central, es involuntario y responde principalmente por impulsos en la médula espinal, el tallo cerebral y el hipotálamo. También algunas porciones de la corteza cerebral, como la corteza límbica, pueden transmitir impulsos a los centros inferiores y así, influir en el control autónomo.
Frente a un peligro inminente, este subsistema hace que se ensanchen las pupilas, se reduzca la producción de saliva, se dilaten los bronquios, se aceleren los latidos del corazón, se constriñan los vasos sanguíneos, aumente la transpiración, disminuya la secreción de orina y muchos otros impulsos. En suma, el sistema nervioso simpático pone a las personas en alerta y les da fuerzas para enfrentar el riesgo que se avecina.
Este subsistema predispone a las personas para el descanso. Por eso es el que hace que se contraigan las pupilas y los bronquios, aumente la producción de saliva, disminuya la frecuencia cardíaca, incrementen los movimientos de contracción del estómago, se reduzca la tensión arterial, se estimule la secreción de orina y la circulación de oxígeno para todos los órganos.
Se encarga de controlar directamente el sistema gastrointestinal. Está conformado por cien millones de neuronas (una milésima parte del número de neuronas que hay en el cerebro y bastante más que el número de neuronas que se encuentra en la médula espinal), las cuales revisten el sistema gastrointestinal.
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