Dante Quinterno fue el creado dos de las historietas argentinas más recordadas: Isidoro Cañones y Patoruzú y Patoruzito. Además, realizó el primer dibujo animado en colores de Argentina, que se emitió en toda la región. Un dato curioso sobre él es que fue amigo de Walt Disney.
¿Quién fue Dante Quinterno?
El dibujante nació el 26 de octubre de 1909 en Buenos Aires y desde chico se dedicó a dibujar.
Algunas de sus publicaciones fueron:
- Panitruco, su primera tira, en 1925,
- Andanzas y desventuras de Manolo Quaranta, en1926,
- Don Fermín, después llamada Don Fierro, también en1926,
- Un porteño optimista, en 1927, donde empezó a aparecer el personaje que luego se convertiría en Patoruzú.
En 1936, la revista Patoruzú apareció como una publicación independiente, que en sus mejores momentos llegaría a vender 300.000 ejemplares semanales. Aquel año, Quinterno fundó la Editorial Dante Quinterno S.A.
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Más adelante, el autor viajó a Estados Unidos para estudiar producción de dibujos animados. Allí conoció a Walt Disney, con quien entabló una muy buena amistad. Cuando regresó a Argentina, estrenó un corto de animación titulado Upa el apuros, el primer dibujo animado en colores del país y de la región.
El dibujante también fundó la revista Dinámica rural, una de las publicaciones más importantes de la industria agrícola-ganadera y fue uno de los fundadores de la Asociación Argentina de Editores de Revistas.
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Falleció el 14 de mayo de 2003, a los 93 años. Luego de su muerte, en 2018 el Senado de la Nación le entregó la mención de honor senador Domingo F. Sarmiento por su trayectoria artística y aporte a la cultura nacional.
Patoruzú: uno de sus personajes más famosos
Patoruzú es uno de los personajes más importantes e influyentes de la historieta argentina. Originalmente era un personaje secundario en dos tiras de Quinterno. El personaje era un cacique tehuelche, grupo a quienes los conquistadores españoles habían visto como gigantes con una fuerza descomunal.
Comenzó como un personaje humilde e ignorante, a cargo de un tutor porteño. El objetivo era mostrar el contraste entre las actitudes del malvado maestro y el bondadoso e ingenuo aprendiz tehuelche.
Con el tiempo, Patoruzú pasó a ser un poderoso estanciero, pero sin perder su esencia generosa y buena. Ahora el contraste se daría con la avaricia de los malvados.
