Tasha fue una perra que hace casi 20 años cambió cómo entendemos a la especie canina para siempre. El estudio del ADN de los perros empezó a ganar impulso a fines del siglo XX y comienzos del XXI, pero tuvo uno de sus hitos más importantes en 2005 gracias a dicha perra.
Todo empezó cuando un grupo de investigadores e investigadoras lograron completar la secuencia genética de Tasha.
Un estudio canino
El estudio fue llevado a cabo en el año 2005 con la idea de entender más la composición de los perros a nivel genético, hasta el momento poco esclarecida. Con este fin se trabajó con una perra bóxer llamada Tasha, de 12 años de edad.
Durante el examen, el equipo se enfocó en secuenciar y analizar su ADN para estudiar el genoma de la perra y así entender mejor la genética canina así como su relación con otros seres vivos. Para ello, su genoma fue comparado con los de otras especies para identificar diferencias y similitudes.
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Uno de los principales resultados fue que, en lo que refiere al ADN, dos perros elegidos al azar difieren tanto como dos personas elegidas de la misma forma, pero con una variación de aspecto, tamaño y comportamiento mucho mayor. Esto señala que de un mismo acervo genético salen tanto chihuahuas como gran daneses, lo cual sorprendió al campo científico.
Otro de los avances principales tuvo que ver con las enfermedades que comúnmente padece este tipo de animal. Se identificaron genes asociados con trastornos y problemas de salud importantes, lo cual permitió formular protocolos para detectarlos y tratarlos.
Enfermedades: los descubrimientos que habilitó la perra Tasha
Al descifrarse la composición genética del perro también se identificaron los genes que hacen que tanto los perros como las personas sean vulnerables a ciertas enfermedades. Algunas de ellas son:
- Cáncer.
- Diabetes.
- Cardiopatías.
- Ceguera.
- Sordera.
- Epilepsia.
- Trastornos psiquiátricos.
Además, se detectaron tendencias de ciertas razas a desarrollar determinadas enfermedades. Por ejemplo, el labrador retriever tiende a padecer displasia de cadera, y los dálmatas son particularmente propensos a la sordera y la aparición de cálculos renales.