Un 31 de octubre de 1993 fallecía, en Roma, Federico Fellini, el aclamado director y guionista, figura de la cinematografía del siglo XX y el mejor cineasta de su país. Ganó cinco premios Óscar, cuatro a la mejor película extranjera y el otro en honor a su trayectoria.
Había nacido en Roma el 20 de enero de 1920 en el seno de una familia de clase media. Según él mismo contó en algunas entrevistas, huyó de su casa a los 8 años y se unió a un circo por un breve período, evento que luego marcaría su estilo de películas. Desde pequeño mostró talento para el dibujo, arte que luego le abrió las puertas del cine. Su talento como caricaturista le consiguió un empleo en el Cine Fulgor, cuyo promotor le encargaba los retratos de los actores para anunciar las películas. Además, por esa época le gustaban los filmes de Chaplin y los cómics humorísticos de los Estados Unidos.
Primeros pasos
Sus comienzos profesionales estuvieron relacionados con el dibujo ya que colaboró como dibujante en diarios y revistas. Más tarde se incorporó como guionista de la serie Flash Gordon cuando el gobierno fascista prohíbe la importación de cómics estadounidenses y los autores italianos han de continuarlas. En la década de 1940 es cuando Fellini hace su incursión en la radio, lo que le brinda la posibilidad de ingresar en el campo cinematográfico al participar como guionista de la película ¡El pirata soy yo!, dirigida por Mario Mattoli.
El año 1944 fue clave en la vida de Fellini porque fue cuando conoció a Roberto Rossellini, uno de los más importantes directores del neorrealismo italiano y a quien adoptó como su maestro. A partir de acá, además de escribir, Fellini comenzó su camino en la dirección de películas.
Sus películas más famosas
Dentro de sus mejores películas pueden citarse: La calle (1954), Ocho y medio (1963), Amarcord ((1974), Casanova (1976) y a tan recordada La dolce vita (1960), film que narró la vida nocturna de la sociedad burguesa y que mantuvo un impacto en la cultura internacional al dar nombre a la figura de los paparazzi, basado en el nombre de uno de sus protagonistas, Paparazzo.
Los largometrajes de Fellini han influido en generaciones posteriores de directores con David Lynch. Su estilo siempre llamó la atención, tanto que su apellido se convirtió en un adjetivo para caracterizar ciertas películas o situaciones ficcionales.
Estilo propio
Luego de una primera etapa neorrealista con películas como Luces de Variedades (1950), Los Inútiles (1953), La Strada (1954) y Las noches de Cabiria (1957), entre otras, le sigue un período donde el mundo onírico aparece en primer plano, cuyas películas mixturan la fantasía y la realidad. Esta etapa es la que lo consagró como director cinematográfico y a la que pertenece La dolce vita, considerada una obra maestra por muchos y que ha despertado polémicas en todo el mundo.
A lo largo de su carrera dio vida a personajes y escenas que se han incorporado al imaginario colectivo cinematográfico. Dueño de un estilo propio, consideraba al circo como una metáfora de la vida y al surrealismo como una forma de abordar la realidad. Asimismo, lo onírico aparecía en su aspecto narrativo al tiempo que también estaba presente la controversia y el tono sarcástico.
