El Palacio de Aguas Corrientes de la ciudad de Buenos Aires es uno de los edificios más destacados y maravillosos que pueden encontrarse. Una obra majestuosa pensada para albergar un gran depósito de agua cuya estructura fue de las más grandes fuera de Europa. Lo que pocos saben es que este edificio encierra un secreto y es que allí dentro funciona una biblioteca. Más allá de los enormes tanques y de la gran estructura que los soporta, hay un espacio donde los libros predominan.
Se trata de la Biblioteca Ing. Agustín González, especializada en Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente, donde pueden encontrarse publicaciones únicas sobre la historia del agua y el saneamiento en Argentina.
¿Cómo es la biblioteca del Palacio de Aguas Corrientes?
La biblioteca nació con el objetivo de asistir al personal de Obras Sanitarias de la Nación. En 1919 el ingeniero Antonio Paitoví, quien estaba a cargo de la Sección Técnica de Obras Sanitarias de la Nación, propuso crear una oficina especial donde se interpretaran, ordenaran y recopilaran los datos de las obras que se estaban realizando. De esta forma, se convirtió en una de las bibliotecas pioneras de Latinoamérica en este tipo de materiales.
Ocupa un gran espacio en la planta baja el Palacio de Aguas Corrientes, donde entre 1920 y 1990 funcionó el Archivo de Planos de Instalaciones Sanitarias Domiciliarias. En el año 2006 abrió sus puertas a la comunidad, convirtiéndonos en biblioteca semipública.
Esta biblioteca secreta cuenta con quince mil textos aproximadamente, entre libros y revistas especializadas en ingeniería sanitaria, salud pública y cuidado del medio ambiente. Al principio, ese espacio funcionó en el anexo de la sede central de la Administración de Obras Sanitarias, en Marcelo T. de Alvear 1840 y luego se trasladó al Palacio de Aguas donde tras, varias mudanzas, decidieron armarla donde está ahora, en la planta baja.
Una de las joyas de esta biblioteca son las Memorias, documentos anuales que permiten reconstruir trabajos realizados en la Ciudad de Buenos Aires entre 1877 y 1991.
En 2014, el Departamento de Patrimonio Edilicio de AySA, realizó la restauración y puesta en valor del espacio, trabajo que mereció el Premio a la Mejor Intervención en Obras que involucran al Patrimonio Edificado - 2018, entregado por la Sociedad Central de Arquitectos y el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio.
En la actualidad, también cuenta con una biblioteca infantil orientada al cuidado del medio ambiente.
